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Al
refranero español habría que darle unas clasecitas de
Catecismo. Como la Religión es ya optativa, seguro que los
padres del refranero quisieron que el niño estudiara Ética. Y
tiene unos fallos tremendos. Sobre todo el materia de
alimentación. El refranero dice que algo tiene el agua cuando
la bendicen y el vino cuando lo consagran. Pero no dice, y
debería, que el aceite es óleo sacramental para la unción del
sacerdocio y de los enfermos, y que el pan es tan bueno que en
la misa se hace Cuerpo de Cristo y sale en el Padrenuestro. La
Iglesia cambió el Paternoster muchas veces, pero siempre comió
con pan: "Panem nostrum cotidianum da nobis hodie."
Sabrán la historia, pero no me
resisto a dejarla por escrito, no sé si de humor andaluz o
americano. Ese jefe de la Coca Cola que viene desde Atlanta a
ver al Papa para que meta su zarzaparrilla en el Padrenuestro
como anuncio, en vez del pan. Juan Pablo II coge el teléfono
celestial para decirlo a San Pedro y que consulte con el de
Arriba. Y negativa divina, que pone aún más animado al de la
Coca Cola, que ofrece una millonada por la inserción
publicitaria. Nueva llamada papal a San Pedro:
-- Oye, San Pedro, que este
americano se ha emperrado, y nos da cincuenta mil millones de
dólares por que metamos la Coca Cola en el Padrenuestro. ¿Tú
sabes la de negritos que podíamos bautizar con esos dólares?
-- Espera, Karol, que vuelvo a
consultar al Altísimo...
Y ese Papa que espera al
teléfono, hasta que regresa San Pedro para decirle:
-- Oye, que vale, pero que dice
Dios que cuándo nos expira el contrato con el pan Bimbo, no
vayamos a tenerla...
No es el Bimbo. La historia
está equivocada. El que hizo el contrato con Jesucristo para
que metiera el pan en el Padrenuestro fue el pueblo de Alcalá.
Alcalá de los Panaderos. Y lo tienen en exclusiva para la
eternidad, por mucho que ofrezcan en su puja la Coca Cola. No se
lo digan a nadie, pero el pan de la última cena era pan de
Alcalá. Lo que dijo exactamente Jesucristo fue:
--- Tomad y comed, que no
veáis cómo tiene que estar de bueno este pan por las mañanas,
calentito y con manteca colorá... Este es mi Cuerpo. Si es pan
de Alcalá, ¿no va a ser mi Cuerpo, joé?
Era porque una recovera del
Viso del Alcor, que era la que vendía por Jerusalén los huevos
de la gallina que cubría el gallo que le cantó tres veces por
soleares de Joaquín el de la Paula a San Pedro, llevaba
también diariamente pan desde Alcalá de Guadaira. Se lo
acercaba un primo suyo en la furgoneta. En un canasto de mimbre
llevaba los huevos, y en el otro canasto, unas teleras que daba
gloria verlas; unas bobas crujientes que los judíos le quitaban
de las manos y mandaban a tomar por saco el pan ácimo; y unas
roscas que se tomaban con aceitunas aliñás del Huerto de los
Olivos y con pescado frito del lago de Tiberíades cuando por la
noche se sentaban al fresquito en los veladores de la calle de
la Amargura, riquísimas.
Todos estos aspectos
históricos, de sobra conocidos por los escrituristas, me
imagino que ahora serán puestos de relieve una vez más en
Alcalá de Guadaira, con ocasión del I Foro Nacional del Pan.
Desde lo alto del castillo, Alcalá proclamará a los cuatro
vientos de la Cristiandad los verdaderos dogmas del pan en
nuestra religión, y recomendará a todos los hombres su
consumo. Y no como en esas tierras de infieles donde, como no
creen en Dios, siguen a los médicos dietistas y agnósticos,
que odian el pan y no le hacen caso a lo que el mismo Jesucristo
nos enseñó: "Panem nostrum cotidianum da nobis hodie".
Y si es de Alcalá y de horno, mejor.
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