ANTONIO BURGOS | EL RECUADRO


El Costurero de la Feria

SIN más rodeos, esto va hoy de elogio. Así que Don Alfredo y Doña Rosamar, tranquilos, Yordi, tranquilos: me encanta la portada de Feria de este año.

—Ojú, a ver por dónde sale este tío...

—¿Cómolllll?

—Sí, que cuando coge usted el incensario yo le temo más que a una espá esnúa...

Pues no voy con segundas. Para temores de Segunda ya tenemos a ese Betis que puede descender a... Alhaurín de la Torre. Digo que me encanta la portada de la Feria de este año. Porque demuestra que la Sevilla soñada es siempre mejor que la real que tenemos que vivir. Como la portada de Feria es como tenía que ser el Costurero de la Reina. El Costurero le ha salido al autor de la portada, al mairenero José Manuel Peña Jiménez, mucho mejor que le salió el legendario pabellón del Parque al arquitecto de los Montpensier, a Juan Talavera de la Vega, llamado «Talavera el Viejo», padre del gran arquitecto del regionalismo Juan Talavera Heredia, «Talavera el Mozo». La clave la dio el ganador del concurso de portadas, José Manuel Peña, graduado en artes aplicadas a la delineación y técnico de la Gerencia de Urbanismo de Mairena del Alcor.

—Ojú, qué raro está esto hoy, que alguien de El Viso del Alcor como usted hable bien de uno de Mairena: me estoy temiendo que llegue la guasa de un momento a otro...

Pues no llega el arsa la guasa, que te has metido en la cocina, que te has llenado de telarañas y te has hecho unos zapatos con los tacones de caña, aunque vayamos de Feria. Porque José Manuel Peña dijo que su proyecto era una portada hecha edificio y no al revés, un edificio hecho portada, como en años anteriores. Cuando en la portada de Feria reproducían capillas, iglesias, puertas o puentes, había algo de falla valenciana. Era como una Falla de la Plaza de España, de la Puerta de Carmona o del Puente de Triana. Y la noche del alumbrado, más que meterle Sevillana Endesa a aquello, parecía que el alcalde iba a prenderle estopa para que ardiera, mientras Francisco cantaba el «Visca Valençia» y las falleras se pegaban la tradicional pechá de llorar de todos los años.

Teniendo como portada un Costurero de la Reina que mejora al de la leyenda de María de las Mercedes y que luce con toda su pureza el ladrillo agramilado que en el original se cargaron los brochazos de sucesivas restauraciones, nada más lógico, pues, que el Ayuntamiento (y ahora sí empieza la guasa con tomate) se haya preocupado de todas las sevillanas y ponga este año la Caseta de Rotos y Descosíos, como monta la de los Niños Perdidos del espléndido poema de Manuel Mantero. Ya saben la noticia: «El Real contará con una caseta patrocinada por Confecciones Molina donde, de forma gratuita, se harán reparaciones “de urgencia” en trajes de flamenca y de corto, tales como la rotura de una cremallera o un volante suelto». Muñeca rusa: el costurero dentro de la Feria de la portada del Costurero. Aunque yo dejaba la Caseta de Rotos y Descosíos montada todo el año, y para mayores menesteres. Antes que la pusieran estos señores de Molina, continuadores de Maricruz y de Roney, en Sevilla ya existía la Caseta de Rotos y Descosíos. Es la que tiene montada Zoido en la Casa Grande. En la Caseta de Rotos y Descosíos del PP, cada día sale retratado un concejal pijo de la oposición con mucha gomina, señalando en la foto de la chuminada el charco del día, la farola rota del día, el arriate arrasado del día. Le llaman a eso micropolítica. Que se puede hacer cuando se tiene el poder y la capacidad de quitar el charco, arreglar la farola o replantar el arriate. Es lo que hace Teófila Martínez en Cádiz, que como tiene el poder, repone cada macetón chuchurrío que le dicen las marías, que quedan encantadas con ella y vuelven a votarla. Pero lo de Zoido con sus Rotos y Descosíos es una fábrica de frustraciones, porque él no puede arreglar nada, tiene que ser el alcalde. Es como si Confecciones Molina no tuvieran aguja ni hilo en la caseta de los Descosíos, y para arreglarle a la flamenca el volante roto o la cremallera estallada por los molletes de los michelines tuvieran que llamar al muy eficiente, urbanístico, tussamístico y emasésico don Manuel Marchena, cumplidor remediador de los Rotos y Descosidos Municipales, pero no sólo en la Feria de Los Remedios, sino en toda Sevilla y a lo largo de todo el año.

 

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