ANTONIO BURGOS | EL RECUADRO


Plaza del Tío de la Pipa

En la Plaza de la Alianza hay unos azulejos que evocan la galería de arte de John Fulton, el torero americano que se quedó en Sevilla pintando cuadros con sangre de toro. En la Plaza de la Alianza está el retablo del Cristo de las Misericordias de Santa Cruz, tarde del Martes Santo hecha cerámica todo el año. En la Plaza de la Alianza hay una buganvilla monumental, que con la cal del muro compone un cuadro que lo ven en la Bienal de Arte y no tienen más remedio que darle medalla de oro. En la Plaza de la Alianza hay una fuente que ve pasar a los turistas camino del Barrio de Santa Cruz, el primer parque temático que hubo en Sevilla, inventado por Vega Inclán. Y en la Plaza de la Alianza, oh prodigio, hay un rótulo en azulejos que pone: «Plaza de la Alianza».

No, no me he vuelto loco por asombrarme de que en la Plaza de la Alianza los azulejos trianeen diciendo que estamos en la Plaza de la Alianza. Me sorprendo precisamente porque digan eso, y no pongan, menos mal, «Plaza de Indalecio Prieto», como quería un necio cuya condición rima con Indalecio. Quizá este necio se creía que lo de la Alianza era por Alianza Popular, y por eso lo quería quitar y dedicarla a un señor que no tiene nada que ver con Sevilla, como Prieto. Hombre, si por lo menos ese Prieto fuera el Prieto de Don Antonio Prieto, mi querido profesor de Historia del Arte en Portaceli, el que con tanto cariño y aprovechamiento nos enseñó Humanidades a tantos bachilleres, y al que saludo desde aquí con todo afecto. Pero no: era Indalecio, que ya me contarán qué tiene que ver con la Plaza de Alianza, sobre todo cuando es Martes Santo y está Cristo en la Alcazaba.

Recuerdo todo esto de La Alianza porque el tontinacua que quería cambiarle el nombre se la envainó y no sólo no ha pasado nada, sino que un problema menos para el Ayuntamiento. El problema de la Plaza de la Alianza era quitarle el nombre sin ninguna necesidad. Y una vez quitado, el problema era el nombre nuevo que le ponían. Que no iba, además, a servir de nada, porque iba a seguir siendo Plaza de la Alianza de todas, todas. Cuando Franco, a la Plaza de San Francisco le pusieron Plaza de Falange Española; pero con todo su poder la dictadura no consiguió que los sevillanos la llamaran así: siguió siendo Plaza de San Francisco. El general Queipo de Llano lo logró todo en Sevilla, menos una cosa: que los sevillanos llamaran Avenida de Queipo de Llano a la Avenida, que siguió siendo La Avenida a secas de toda la vida.

Cito estos precedentes con esperanza (de Triana, lo siento), porque veo que pasan los días y, hombre, menos mal, el Ayuntamiento ha dejado de dar la monserga, la tabarra y el porsaco con el cambio de nombre de las calles que propugnaban El Cachimba y sus camaradas, especialistas en despilfarrar nuestro dinero en conciertos republicanos y en cuchipandas gratis total en Cuba. Igual que se envainaron lo de Indalecio Prieto con La Alianza y no sólo no pasó nada, sino que demostraron su cordura, es de desear que lo mismo hagan con la injusta e indocumentada goma de borrar la Historia en el callejero, de donde querían quitar por franquistas al republicano Miguel Bravo-Ferrer o a Don Torcuato Luca de Tena, que murió siete años antes del Movimiento. El No Passssa Nada del NO8DO deben aplicarlo a esto. Don Alfredo, resista usted el humo de la pipa de la paz, digo, de la guerra del callejero: si no se cambia el nombre de las calles, No Passsa Nada. Y además nos ahorramos una millonada en membretes nuevos y los carteros se lo agradecen. Porque lo malo no son los nombres que quitan injustificadamente, sino los que quieren poner caprichosamente. El Tío de la Pipa puede llenarnos Sevilla de Indalecios Prietos y de Carlos Marxes.

Y si en plan Gatopardo quieren cambiar algo para que nada cambie, pues que tomen la idea que expuso el doctor don José María Malo Aragón (hijo del recordado profesor Malo, catedrático de Literatura en el Instituto Murillo), quien dijo que igual que en Cádiz hay una Plaza del Tío de la Tiza, que pongan aquí una Plaza del Tío de la Pipa y así se queda el camarada tranquilo. Plaza no sé, pero calle, sí. Lo tienen fácil. En Triana está la calle Torrijos, ¿no? Quitemos ese nombre, pongamos «Calle del Tío de la Pipa» y tuti contenti, primo. (Esto de «primo» es una expresión coloquial flamenca, ¿eh?, no piensen mal.)

 

Articulos de días anteriores

Ir a página principal (Inicio) de www.antonioburgos.com

 

Para buscar dentro de El RedCuadro

 
    

 

Correo Correo

Clic para ir a la portada

Biografía de Antonio Burgos


 

 

Copyright © 1998 Arco del Postigo S.L. Sevilla, España. 
¿Qué puede encontrar en cada sección de El RedCuadro ?PINCHE AQUI PARA IR AL  "MAPA DE WEB"
 

 

 


 

Página principal-Inicio