ANTONIO BURGOS | EL RECUADRO


En Sevilla puedes robar un monte

Citando a Unamuno, José Antonio Gómez Marín suele afirmar en las tertulias de la radio que en España te pueden meter en la cárcel por robar un pan, pero nunca por robar un monte. Pues no sé, no sé, José Antonio. No es que yo quiera sembrar alarmismo, porque el alarmismo no está subvencionado por la Unión Europea, y no es cosa de sembrar algo que no te produce subvención, que como saben es el cultivo extensivo mayoritario en las tierras sevillanas...hasta que Europa cierre el grifo en el 2012 y se vea la copla, que se va a ver. No es que quiera sembrar alarmismo, pero quizá por la selectiva importación de delincuentes que hemos hecho bajo el nombre de permisividad en materia de Extranjería, el caso es que en Sevilla ya se roban montes, pues cada vez se leen sucesos más raros y más preocupantes.

Algunos divertidos, la verdad. A mí me encantó el suceso como antiguo que contaba el ABC, del tío que trincaron los municipales en plena Plaza Nueva, con un ordenador bajo el brazo. Pero no un ordenador portátil, que eso no tiene mérito, y eso lo roba cualquiera, no. Un ordenador de torre, con su monitor y su teclado, sus cables y me imagino que hasta su conexión ADSL con tarifa plana (y Algeciras escarpada). Iba el tío con su ordenata por la Plaza Nueva, y algo raro le verían los municipales cuando lo pararon y le preguntaron que dónde iba con las mudanzas Amado de Miguel de la informática de bajo el brazo:

-- No, es que voy a casa de mi novia a formatearlo...

Oooooole. Lo había robado, naturalmente. En la calle Cristóbal de Morales. Que es una de esas calles por las que sólo pasamos en Semana Santa, cuando venimos de ver una cofradía por el puente y queremos cortar para ver otra por Zaragoza o Molviedro, salvando el tapón de la bulla en Reyes Católicos y San Pablo cuando vienen (miles de) nazarenos de Triana.

-- Pero este tío no pasó por Cristóbal de Morales cortando y callejeando para ver una cofradía, sino para llevarse un ordenador de una casa.

Poco se llevó para lo que se están empezando a llevar. Decía arriba lo de Unamuno y el robo de un monte. Al paso (de mudá) que vamos, cualquier mañana nos enteramos de que han robado un Monte. No un Monte de Piedad, que a esos robos les llaman fusiones de las Cajas. Me refiero a un monte propiamente dicho. Pueden robar, por ejemplo, el Monte Gurugú en el Parque. Total, con la vigilancia que hay en el Parque, ya me contarás. Y la cerámica de Aníbal González porque no se puede vender por chatarra, que aquí la cerámica no la quieren en parte ninguna, ni la Colección Carranza, ya ven la negativa municipal. Pero si la cerámica fuera chatarra, no iba a quedar en la Plaza de España ni un azulejo del alicatado de los servicios de caballeros de la Delegación del Gobierno.

Al fin y al cabo, en la carretera de Dos Hermanas han robado un monte. A José Ramón Guillén le han robado un monte en forma de antigua fábrica de Alcoholes Núñez, en Los Merinales, como ya vieron, a la luz del día. Me han contado cómo se enteró el aceitero sevillano del robo y es un triste pasillo de comedia. Un amigo pasó por los grandes depósitos ex Nuñez donde Guillén pintó el enorme logotipo de su gitana del Aceite La Española y vio allí trajín de grúas y camiones. Le dijo:

-- Por cierto, he pasado por la carretera de Dos Hermanos y he visto que estáis ya desguazando la antigua fábrica de Alcoholes Núñez, ¡la cantidad de grúas y camiones que tenéis allí!

-- Nosotros no estamos desguazando nada... -- Pues aquello te lo están dejando como cuando Derribos Pavón entra en un sitio, como la palma de la mano.

Claro, en esta Sevilla donde dejan el histórico Bar Laredo como la palma de la mano, nadie se sorprende ya de nada en materia de derribos, desguaces y desmantelamientos. Un día llega una cuadrilla de rumanos a la Plaza Nueva con una grúa, se llevan el monumento de San Fernando y No Passsa Nada. Los guardias pasarían por lo de Guillén y, claro, se creerían que aquello era como lo del Bar Laredo, pero con chatarra. Por cierto: vaya coartada para el robo del monte de la carpa de la Copa Davis. Ahora van a tener la culpa los rumanos...

 

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