ANTONIO BURGOS | EL RECUADRO


Un Palenque en el cementerio

Hacía, gracias a Dios, tiempo que no iba al cementerio. Pero este mes de agosto, con toda la calor, fui a acompañar a unos amigos en el entierro de su madre, y me di de cara con las pérgolas horrorosas y espantosas que han plantado en la rotonda de entrada al camposanto. ¡Qué barbaridad! Digo que qué barbaridad que Cultura haya aprobado la destrucción de todo el ambiente postromántico que tenía la entrada al cementerio, que era como una rima de Bécquer en ladrillo visto, y qué extrañeza, además, de que nadie en Sevilla, ni las meritísimas asociaciones protectoras de su patrimonio histórico artístico, haya abierto la boca como protesta.

Han disfrazado la entrada del cementerio de pabellón de la Expo. Sólo le falta que, como es la moda, desde esas pérgolas espantosas caigan los chorritos de agua pulverizada fresquita a los que desde 1992 llaman microclima, cuando microclima de verdad es el que hay en Marbella producido por la Sierra Blanca y por la mareíta de la mar, joé, no esta tontería de la mojadura controlada.

La entrada del cementerio tenía una unidad arquitectónica conservada desde el siglo XIX que en sí misma era un valor patrimonial, por su valor de época. Si un director de cine quería rodar la secuencia de una película con, un poner, el entierro de Joselito el Gallo, podía hacerlo allí perfectamente con sólo vestir a los figurantes de época y buscarse un coche de caballos con los plumeros como el que usó Pilar Miró para el montaje del entierro de Tierno Galván en Madrid. Todo en la entrada del cementerio estaba tal como lo proyectó en 1851 el arquitecto municipal Balbino Marrón, el autor de la fachada del Ayuntamiento por la Plaza Nueva. Todo en la entrada del cementerio tenía ese valor testimonial de época. Estaban tal como las diseñó Francisco Aurelio Alvarez Millán en 1884 las rejas de la entrada rematadas por el bronce de los jarrones funerarios, los pabellones administrativos, la sala de duelo, el depósito o la capilla, presidida por la Virgen del Carmen y donde recibe culto una imagen donde está San Fernando más feo que el mundo que lleva en la mano. Y en la entrada al camposanto propiamente dicha, en el arranque de la avenida central de los cipreses, estaban las dos casetas de servicio tal como las proyectó el arquitecto José Saez López en 1899. Es decir: la entrada del cementerio era un monumento singularísimo, con más de un siglo, perfectamente preservado a lo largo de los años.

Hasta que llegaron estos modernos y, hala, les dio por gastar dinero para disfrazar aquello de Expo. Pero de Expo mala, quince años después de la Expo, además. Dijeron que era para que el personal que esperaba los entierros y las incineraciones no tuviera que sufrir las calores y las lluvias, pero la verdad es que las lonas que han puesto en esas pérgolas son unas mierdas de lonas, que no tapan nada, ni quitan el sol por el verano, ni protegen de la lluvia por el invierno, ni ná de ná. Eso por lo que respecta a la carpa central, que es como el derribado Palenque, pero en chungo. Y a los lados, ya en la acera, han puesto dos como paradas del autobús. Vamos, como si el Circular 3 entrase allí a recoger a la gente que viene de dar una cabezada. Paradas de un autobús que no existe, también sin toldos ni lonas de ninguna clase, que no preservan de nada y con una jardineras vacías que la gente usa como papeleras.

Y mientras, el Pabellón de Duelos se ha tirado con la cubierta hundida qué sé yo el tiempo... Es lo clásico. En conservar no nos gastamos un duro ni consignamos partida alguna en los presupuestos, mientras todas son alegrías para las facturaciones de obra nueva.

Como suele ocurrir en Sevilla, los autores de esta hazaña de plantificar en la rotonda del cementerio esta mamarrachada siguen en libertad, mientras le paran la obra al vecino que cubre con cierres de aluminio y hace una habitacioncita para la niña en el cobertizo de un antiguo lavadero en la azotea. Y no sólo siguen en libertad los autores de la mamarrachada de San Fernando sino que, según han anunciado oficialmente, al autor principal de la fechoría lo han hecho director del cementerio y han quitado el señor Infiesta de toda la vida. Bueno, de toda la muerte, tratándose del cementerio, manque lo hayan disfrazado de Pabellón de la Expo o de Palenque chungalé.

 

Articulos de días anteriores

Ir a página principal (Inicio) de www.antonioburgos.com

 

Para buscar dentro de El RedCuadro

 
 
  

 

Correo Correo

Clic para ir a la portada

Biografía de Antonio Burgos


 

 

Copyright © 1998 Arco del Postigo S.L. Sevilla, España. 
¿Qué puede encontrar en cada sección de El RedCuadro ?PINCHE AQUI PARA IR AL  "MAPA DE WEB"
 

 

 


 

Página principal-Inicio