ANTONIO BURGOS | EL RECUADRO


El Crack del 08

SOSTIENE un amigo mío de la escuela cínica de la Puerta Larená que en Wall Street hacen los rascacielos tan altos para que cuando lleguen estas crisis tan gordas haya suficientes ventanas desde las que puedan tirarse los que se han quedado tiesos completamente del todo, que decía Agustín el Chimenea. Pero al paso que vamos con Lehman Brothers y con esa aseguradora mundial que aseguran será la próxima ficha del dominó que caiga, me parece a mí que van a faltar ventanas desde las que se tiren los tíos, y además sin necesidad de un Bernat Soria que les ayude en el suicidio asistido, que tiene más mérito todavía. Ahora los vemos retratados con una caja de cartón, recogiendo sus cositas del despacho, el rosario de su madre y todo lo demás, pero de aquí a nada a esos mismos comenzaremos a verlos despachurrados en la acera, cubiertos con una lorquiana sábana blanca.

¿Se ha dicho ya que esto es lo mismito que el Crack del 29, pero sin Exposición Iberoamericana, sin Pueblo Español de Barcelona, sin charlestón y sin comienzos del cine sonoro? Pues ya es hora de ir diciéndolo. Y de ponerle nombre, de sacarlo de pila. Crack del 08 suena bien. A ver si así se enteran, regaera, los que deberían dirigir la economía española, pero que están no en Belén con los pastores, sino en Ankara con la Alianza de Civilizaciones, tocándose los que riman. Crack que nos coge esta vez mucho más cerca que en el 29, Nueva York está ahí al lado, y a Wall Street lo llevamos todos de hecho en las tarjetas de crédito. Su hipoteca de usted se la debe a Wall Street tanto como a Botín. O más. Dicen que el Crack del 29 llegó a España con tal intensidad, aunque un poco tardecito, que hizo caer en 1931 a la Monarquía de Don Alfonso XIII. Yo no sé en Madrid, pero en mi pueblo, en Sevilla, el Crack del 29 creó legiones de parados que radicalizaron el arranque de las esperanzas del nuevo régimen, de modo que dos meses después de la proclamación de la República hubo una huelga general revolucionaria en la que las autoridades, para imponer el orden, hasta tuvieron que fusilar una casa a cañonazos, Casa Cornelio. Que venga García de Cortázar y me corrija, pero el Crack del 29 no debió de andar lejos de las profundas causas económicas de la guerra civil española.

Y eso que entonces no había globalización, ni CNN, ni los dirigentes socialistas llevaban pantalones vaqueros inequívocamente americanos, como la cúpula del PSOE el otro día en la inauguración del curso político con su tradicional romería minera de los pañuelitos colorados, que iban todos en tejanos. Lo del 29 fue el Crack de Wall Street y lo de ahora es literalmente la mundial. Si en 1929 Estados Unidos se resfrió y España cogió una pulmonía, ahora, ni te cuento. Por más que nos digan que constatan que no nos afecta este sunami, los cuatro puntalitos finos que sostienen nuestra economía son americanos. Ya que no quieren reconocer lo de aquí, bauticemos al menos lo de allí, para que se nos vaya haciendo el cuerpo. Mientras la Orquesta del Titanic Gubernamental sigue tocando el violón, el vigía grita que tenemos a la vista el Crack del 08. Yo que usted le iba echando el ojo a alguna ventana medio buenecita...

¿Tienes un cigarrito?.- Como el fumeta que se te acerca por la calle y te lo pide, el colega pasota le dijo a Gallardón en su examen por la tele la frase ritual: «¿Tienes un cigarrito?» No sabe el gachó que el PP ha quitado a Gallardón del tabaco, para que no confraternice por las esquinas con las masas votantes. El que tiene el duro es el que lo cambia, y Gallardón dio una lección magistral de técnicas de venta. ¡A los albañiles esa partida de opositores a Registros y a Abogacía del Estado, que hablan como loritos, sin la menor convicción! Gallardón no habló como el que está dando el Tema 57 ante el tribunal de oposiciones, y eso que aquello parecía un examen. Debería dar clases de oratoria y de poder de convicción a sus colegas del pesebre de la calle Génova, que haberlo haylo. Visto lo visto, que no lo pueden etiquetar de derecha radical ni de carcundia en naftalina, el PP debería gallardonear más y cospedalear menos. Para darle un cigarrito a los votantes de izquierda, joé.

A la vendimia francesa.- Los andaluces se van a la vendimia francesa. No es, como parece, una vieja canción protesta de Carlos Cano. Es una realidad del Crack del 08. Pero si Cano cantara ahora que los andaluces se van a la vendimia francesa habiendo tantos inmigrantes parados, le dirían, ay, que es un xenófobo.

 

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