PARA colarse por la cara en el concierto de Madonna, un gorrón con mucho arte se hizo pasar por inspector de Industria, que iba a revisar el contador de la luz, y otro intentó meter con una ambulancia a la peña de amiguetes. Natural. El Gratis Total es un deporte popular sevillano. Se practica en todos los ámbitos. Y hasta es promovido desde el poder. Por si en Sevilla hubiera pocos gorrones y virtuosos del gañote, el Ayuntamiento está empeñado en inventar los Gorrones de Carrera Oficial. Hacer una especie de Carrera de Protección Oficial. La que han formado para alargar la Carrera Oficial por la Casa Lonja, a fin de que haya allí un Tendido de los Sastres o Tribuna de los Pobres, a la malagueña (¡toma!), donde la gente pueda ver las cofradías sin pasar por taquilla...

¡Qué chuminá más grande, Dios mío de mi alma que estás ahora en Santa Rosalía!

Sitio para ver las cofradías gratis total lo ha habido en Sevilla siempre. Y todo el del mundo. Toda Sevilla es una inmensa Tribuna de los Pobres donde se pueden ver las cofradías sin pagar un duro. Es lo más bonito que tiene la Semana Santa. Que frente a la Feria cerrada, donde si vienes de fuera y no tienes aquí un amigo no puedes entrar en ninguna caseta, en la Semana Santa todo el mundo tiene derecho a todo. Es lo más igualitario del mundo. Yéndote con tiempo, puedes estar en el equivalente a una primera fila de barrera, sin que te cueste nada. En toda la ciudad, todos los días y a todas las horas. ¿Cuánto vale escuchar la saeta a la Cruz de guía del Silencio, ver andar al Gran Poder por el Museo o a la Esperanza por el puente? Millones. ¿Y cuánto cuesta? Nada. Ni un duro. Gratis total. Un tesoro que Sevilla reparte a manos llenas, como un pelón anual en el bautizo de la primavera.

Alargar la Carrera Oficial para que la gente vea de balde las cofradías es, pues:

1. Pura demagogia.

2. No tener la menor idea de las cosas de Sevilla; se ve que la delegada de Fiestas nació en Granada, el alcalde en La Rinconada y el cardenal en Medina de Rioseco.

No hay que alargar la Carrera Oficial, donde por cierto menos gracia tienen las cofradías, salvo en la Ópera Cofradiera para Abonados del Maestranza a lo Divino que es La Campana. Lo que hay es que reducir los nazarenos en cada cofradía, imponer el «numerus clausus». Para que ver las cofradías fuera de la carrera oficial, sin tiempo obligado de paso, no sea un suplicio interminable de capirotes y más capirotes. Y hay que desmontar la demagógica operación que han organizado, quién sabe para qué, por qué y para lucimiento de quién. La Carrera Oficial está perfecta tal como está. Si quieren ampliarla, que pongan en los palcos dos tribunas en plan Copa Davis, y otra ante el Bancospaña. tres mil tíos allí, que caben perfectamente. Y si la Mitra está tan preocupada para que las criaturitas vean las cofradías una detrás de otra, pues que abra gratis la Catedral y las Gradas del Baptisterio y del Sagrario, sin cobrar un duro del Consejo. Y que abra al pueblo los balcones de Palacio, vamos a quitarnos las caretas.

Lo de la Puerta del Príncipe tiene mucha gracia. Se han puesto a mangonear en la Catedral como si fuera suya, y no del Cabildo Metropolitano. Han querido mover a Colón en su tumba. Como si a su casa de usted llegan y le dicen: «El sofá grande lo vamos a quitar de la salita y lo vamos a poner en la terraza.» ¿Quién es el Ayuntamiento y quién el Consejo para mandar a Colón donde el almirante perdió el gorro? Menos mal que el cardenal ha metido la marcha atrás en el coche que conduce el Hermano Pablo y ha dicho que bueno está lo bueno: «No van a venir a organizar la casa de uno». Y además, que no habían tenido en cuenta lo que dijo mi apoderado Moeckel a Micer Robles en Sevilla TV: que por esa puerta no caben ni la Quinta Angustia ni el paso de las Tres Caídas de Triana.

Miren ustedes, señores del nuevo Consejo: no hay que alargar la Carrera Oficial. Hay que profundizar el significado de la Carrera Oficial, que no es lo mismo. Para que no sea una lamentable Feria de las Vanidades. Y para que las cofradías vayan de verdad a hacer estación de penitencia a la Catedral, y no Pasarela Cibeles de Lucimiento en La Campana.