¿Da mafiosos la Costa del Sol como
Jabugo da jamones, Estepa mostachones o Valverde del Camino botos de economía sumergida y
casi asiática, en plan Corea del Sur? Lo digo por el alcalde nuevo de Estepona, Antonio
Caba. Después que seis o siete... mil partidos se unieran (en pacto de progreso,
naturalmente) para echar al chiquillo de Jesús Gil, a Gil Marín, el nuevo alcalde
socialista de Estepona ha tomado posesión. Me imagino que vieron la foto: traje blanco
cruzado, camisa negra y corbata blanca. ¿Saben de qué iba vestido el nuevo alcalde de
Estepona? Pues hay teorías. Las más extendidas son:
1. Iba de ganster de Chicago en uniforme de verano.
2. No, iba como se visten los capos de la Mafia de Sicilia
el día de la Patrona, Santa Mangoletta.
3. Ninguna de las dos cosas: iba como el chirigotero
gaditano Manolo Santander en su agrupación de "La Familia Peperoni", sólo que
le faltaban alrededor los tíos con la metralleta hecha con un salchichón de Navidul y
una lata de caballa del Consorcio Almadrabero.
Que un alcalde todo lo socialistas y progresista que
quieran tome posesión del ayuntamiento de Estepona con el uniforme del cuerpo al que
pertenece, vestido de mafioso, demuestra simplemente una cosa: que aquí hemos cambiado de
alcaldes, pero no de mafias. Que los urbanismos, por ejemplo, han pasado de unas mafias a
otras mafias. Mafias de derechas o mafias de izquierdas, ¿a mí qué me importa?
Dicen que Gil está haciendo de Marbella un Benidorm en
mármol de Macael, igual de hortera e igual de densificado. Cierto. Pero no menos cierto
que de Sevilla también están haciendo una Marbella con fachadas historicistas. Al
cambio, lo mismo. Desde esta terraza de Marbella donde escribo, me pongo a hacer un
pasatiempos muy de esta hora andaluza: contar grúas de obras. Como el piso es alto, y veo
desde el Hotel Don Carlos al puerto pesquero de Marbella, en todo este occidente de la
reserva india de Gil me pongo a contar grúas de obras y me salen casi treinta. Pero es
que si ahora mismo me subiera a la Giralda y me pusiera a contar grúas, seguro que la
cuenta llegaba mucho más alta. ¿Cuántas grúas de obras hay ahora mismo en los cielos
sevillanos que perdimos? Las asociaciones de defensa del patrimonio histórico se hartan
de formular denuncias que para Urbanismo son papel mojado en el Guadalquivir.
Por eso el atuendo del alcalde de Estepona me ha dado la
clave. El problema no es que sean de progreso o de regreso: es que siempre estamos en
manos de una mafia urbanística, de unos gansters del PGOU. Si lo hace Gil, es poco menos
que anticonstitucional y hay que pactar hasta con Chiquito de la Calzada para quitarle la
alcaldía. Si lo hace uno con el carné socialista o con la bandera de Blas Infante
convertida en aljofifa de sus intereses, es lo más progresista que se despacha. A las
grúas de obras les pasa por lo visto como al colesterol, que hay grúas buenas y grúas
malas. A efectos de la destrucción de las ciudades, de su densificación, ¿al
contribuyente que le importa que se gobierne a mayor honra y gloria de las empresas de Gil
o de la trama de intereses de las cajas de ahorros? Que en Sevilla es tan sangrante que
ayer mismo la denunciaba uno de la cuerda en el periódico de Polanco. Sánchez lleva el
mismo uniforme que su colega de Estepona. Por dentro, que es peor. Son mafiosos de la
secreta.