Al profesor Rodríguez Adrados y a mis admirados profesores de Latín se
les van las mejores. Están mal de puntería. Miraban a la Roma clásica, a aquellos
bachilleratos del Plan Ruiz Giménez hechos como el buen cocido, con todos sus avíos, con
su Griego y su Latín, y tenían que haber mirado a otra parte. A La Gomera. Qué lástima
que el Latín no se silbe. Qué lástima que el Latín sólo haya servido para cuatro
tonterías: para romanizar Europa, para crear el Derecho Romano, para escribir las odas de
Horacio, para esos versitos tan cursis que cuando estaba de viaje le mandaba Catulo a su
novia, comprándola el muy hortera de un gorrión.
Lo que tenían que haber hecho Rodríguez
Adrados y los profesores de Clásicas, en vez de tanta manifestación en Sevilla y tanto
coñazo de artículo en los periódicos de Madrid, era inventar el latín silbado. Aquí
se le presta atención a la cultura siempre y cuando sea lo que entienden por cultura
popular. Todo es cultura, menos la cultura, a ver si me explico. El latín no es cultura.
Si fuera cultura, los políticos autonómicos lo defenderían como protegen la cultura del
búcaro de La Rambla, la cultura de la berenjena de Almagro, la cultura del parchís y la
cultura de las tonterías con plastilina, vulgo trabajos manuales.
Si eso de la Guerra de las Galias, un
poner, fuera cultura popular, todo estaba salvado. Si se silbara, o se tocara con una
dulzaina, o fuera cuestión de arrastrar troncos, estén ustedes convencidos, profesores
de Lenguas Clásicas, que estábamos al cabo de la calle. He visto que la Junta de
Andalucía, por ejemplo, protege y paga el Centro Andaluz de Flamenco, que eleva los
fandangos de Huelva a la categoría de contenidos curriculares, vaya cursilería esto de
los contenidos curriculares... Ergo (y perdón por lo de ergo) no hay más remedio que
enfocar la enseñanza del Latín por ahí: decir que de clásica nada, que eso es un
infundio que le han levantado, una infamia; que el latín es cultura popular.
Absolutamente popular. Sostengan, señores profesores, por ejemplo, que los mejores cantes
de Camarón están en latín, como aquel que dice: "Egiptanus sum, et advenio in
nuptias tuas..." Sin olvidar aquel otro, celebrado por todos los Poetae Novi: "
Volandum eo, volandum venio, et in itinere oblecto". Nada, Adrados, tienen ustedes
que mantener que el fandango de Huelva tiene sus verdaderos orígenes en el latín, aquel
famoso dístico de tiempos de Augusto: "Res tres Onuba habet, quae Matritum non
tenet: Rabidensis Coenobium, Apex Umbrosa, et prospectare naves in portum navegantes
albente coelo".
En cuanto se enteren que es cultura
popular, verán ustedes cómo al instante todas las autonomías de España lo ponen en los
planes de estudio y hasta crean Consejerías de Latín. Están deseandito de crear cosas
de éstas de la cultura popular. Para colocar a tíos con carné, claro. En ese punto,
digan que Virgilio era del partido. Y no habrá problema.
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