Con
estos oídos que han de oír esta noche las doce campanadas, he
escuchado en un telediario que los Reyes han roto una tradición
yéndose a pasar la Nochevieja a Lanzarote. Los Reyes no han
roto nada, y, además, aunque lo hubieran roto, ¿qué pasa?
¿No se han roto aquí muchas más tradiciones de la Corona,
tradiciones de verdad, históricas, culturales, y no ha ocurrido
nada? Tenemos un concepto muy curioso de la tradición. En una
nación donde hay ciudades con tres mil años por las que no
pasan los milenios (léase Cádiz), somos la mar de aficionados
a inventarnos tradiciones que apenas tienen diez años encima,
cuando olvidamos las que llevaban siglos. Según el DRAE,
tradiciones son las costumbres que conservan los pueblos y que
pasan de padres a hijos, de generación en generación. Eso
será en el Diccionario de la Academia. En la práctica, pasa
por tradición la moda que cada generación se inventa a su
conveniencia, mandando a tomar por saco lo que hacían nuestros
padres y nuestros abuelos, que eran unos antiguos y unos carcas.
Aquí se habla de la tradicional recepción del Día de la
Constitución, cuando la Constitución apenas es veinteañera, o
nos referimos al tradicional Día de la Madre, que inventó
Ramón Areces el fundador de El Corte Inglés.
En
esta nación tan poco tradicional, no hay nada que guste más
que una Institución tradicional donde las haya, secular, como
la Corona, rompa las tradiciones. Y si rompe las tradiciones de
plastilina al uso, las tradiciones inventadas ayer por la
mañana, mejor que mejor. Lo de que los Reyes se fueran a pasar
la Nochevieja en Baqueira era tradicional porque venía
ocurriendo, como mucho, hace quince años. Quince años son
demasiados para este concepto tan efímero que tenemos de la
tradición. Así que, hala, este año, fin de año regio
"non frost", que no haga hielo, como los buenos
frigoríficos. Los Reyes rompen una lanza por Lanzarote y, con
ello, por Canarias, que siempre cargan con el mochuelo de ser
las Islas Desafortunadas a efectos de directivas europeas.
Está
muy bien que los Reyes demuestren que no toda España es Jordi
Pujol pasando frío en la cota 2.000 de Baqueira. Y hablando de
la cota 2.000, Sus Majestades han elegido para la Nochevieja la
tierra más occidental de su Reino. Y es que tiene que ser una
maravilla sentir una hora más tarde este auténtico coñazo de
eso del Efecto 2000.