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El Recuadro

 Antonio Burgos

El Mundo, jueves 17 de febrero  del 2000


Autoesclavos

El tráfico de esclavos desde Africa hacia las plantaciones de Estados Unidos y todas las orillas antillanas, insulares o continentales de América, no se hubiera entendido sin la figura del negrero. No hay que haber visto "Gunta Kinte" para saber que los negros eran cazados literalmente a lazo, encadenados y estabulados en las bodegas de los barcos negreros. En un libro de la americanista Enriqueta Vila, me impresionaron los dibujos de aquellas bodegas donde los pobres negros esclavizados iban como los pollos ahora en las jaulas de los camiones de las carreteras.

Los negreros siguen existiendo. Están ahora en Ceuta, en Tánger. Europa es el destino que fue América. Las Antillas están en las costas de Tarifa, en Canarias. Pero como las ciencias (sociales) avanzan que es una barbaridad, mientras que antes a los negros que esclavizaban los tenían que cazar a lazo en el Africa tropical del anuncio del Cola Cao y tenían que amarrarlos con cadenas para llevárselos a trabajar al infierno americano, ahora los esclavos no sólo sientan plaza de voluntarios ante los negreros, sino que encima pagan una fortuna, hasta medio millón de pesetas muchas veces, para que se dignen montarlos en el barco. Esclavos magrebíes, esclavos de Nigeria, que para que los negreros los monten en sus barcos a veces tienen que pagar el más alto precio que un hombre pagar puede: su propia vida. Como antes la mar y las fatiguitas negras de la muerte hacían aquella selección natural de la especie a lo largo de la mar oceana, así ahora sólo llegan al paraíso prometido los más fuertes, los más dispuestos a trabajar, los que más rendimiento darán a los nuevos señores de Europa, dueños de las plantaciones donde los nuevos esclavos hacen las tareas indignas para los blancos.

Los barcos negreros de ahora son las pateras, los camiones de contenedores donde las criaturas pasan el Estrecho, escondidas en la rueda de repuesto. Una filmación del telediario del apresamiento de los voluntarios de la esclavitud de una patera por la Guardia Civil es como un capítulo inicial de "Raíces". Las lonjas de esclavos que hemos visto reutilizadas como museos por Guadalupe y todas las Antillas, existen. Las plazas de muchos pueblos de los cultivos bajo plástico, las Urquinaonas de toda Europa, siguen siendo las lonjas donde los amos siguen yendo a contratar a los esclavos. No los quieren marroquíes, que, cimarrones, exigen sus derechos como hombres y como trabajadores y quieren ser libertos. Los quieren, como en las lonjas esclavistas virreinales, de Gambia, de Nigeria. Los negros que no protestan y que ahora hasta se pagan ellos mismos el viaje para someterse a la esclavitud de los amos.


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