No hay nada más
socorrido que aplicar el riquísimo lenguaje de los toros a la
política. Ni nada empleado a menudo con mayor impropiedad y
desconocimiento de los terrenos, las medidas y las distancias.
El riquísimo lenguaje taurino, tan mal usado por políticos y
periodistas...
--- ¿No te jode
el Cossío?
Pues creo que lo
digo con un poquito de fundamento, y déjeme usted seguir,
hombre... Que digo que el lenguaje taurino suele dar más
cornás que el hambre. El mal uso del lenguaje taurino le ha
dado de momento una corná a Manuel Pimentel. Dicen que
Pimentel ha pegado la "espantá", tras lo cual sus
adversarios políticos se han apresurado a meterle fuego a la
plaza, como cuando lo de Cagancho en Almagro. Y no ha sido una
"espantá" lo de Pimentel. Ha sido distinto. No es
espantá. Ha sido cortarse la coleta en el segundo toro,
cuando le había cortado ya las dos orejas al primero y tenía
asegurada la puerta grande, por la que iban a sacarlo a
hombros no los capitalistas, sino los sindicalistas, Antonio
Gutiérrez y Cándido Méndez. Pimentel ha hecho algo tan
insólito en España como cortarse la coleta en plena
temporada, renunciar a que lo siga llevando la Casa Aznar y
quitarse del toreo de la política. Los que somos aficionados
lo hemos visto algunas veces en la plaza. El muchacho lleno de
pundonor que ve la calidad del novillo que le ha salido, que
sabe que no puede con él, que medio lo cuadra y que le entra
a matar de cualquier manera, por arriba, por abajo o municipal
y espeso. Tras lo cual se va a los medios y se arranca con
rabia el añadido; vamos, la coleta. ¿Les dicen los
novilleros de pundonor a los apoderados antes que se van a
cortar la coleta en ese ataque de rabia? No, padre Camará. Es
lo que hizo Pimentel. Se fue a los medios, a los medios
informativos, y se cortó la coleta ante ellos, quemando las
naves a lo Hernán Cortés. Luego, como es de la generación
de El Juli, le puso un fax al apoderado diciendo que se fuera
buscando otro torero, a uno que se llama como Julito, Aparicio
precisamente.
¿Las maneras?
Puede que Pimentel no haya cumplido el tratado de las buenas
maneras de lo políticamente correcto. ¿Y qué? ¿Qué es
mejor, cortarse la coleta con pundonor o apalancarse en el
escalafón lleno de mierda, como en este ruedo ibérico
hicieron tantos y tantos trincones, hasta que se los tuvo que
llevar la Guardia Civil directamente al banquillo de los
acusados? Así que, Pimentel, muy bien hecho. Cá uno es cá
uno y seis, media osena, que dicen en Córdoba. A los toreros
califales no os comprenden de Despeñaperros para arriba,
Pimentel. Lo que ha hecho usted se llamaba antiguamente
vergüenza torera. Pero de esa ya no queda. Bueno, ni torera,
ni de la otra.