Sevilla iba a ser escenario de un abrazo de paz como no se había
producido otro en mucho tiempo. Para encontrar algo parecido habría que remontarse al
abrazo de Vergara, al armisticio de Corea. Era cuestión de la copla. Paco Cervantes se
había metido a misionero, para llevar el santo Evangelio y la fraternidad cristiana al
mundo de la copla. Porque hasta ahora Isabel Pantoja y Rocío Jurado no podían ir juntas
a misa. ¿Qué digo yo?, a misa de 12 en el santuario de Regla en Chipiona, de donde es
feligresa la Jurado, o a misa de 1 en la Esperanza de Triana, de donde es feligresa la
Pantoja. Porque llegado el momento de la paz, decía el padre cura:
-- Dos fraternalmente la paz...
Y ahí venía el problema. Eso sí que hubiera sido una situación real
para romper los audímetros del share de TV, y no El Gran Hermano. Esa
Jurado y esa Pantoja juntas en misa, ese cura diciendo que se den fraternalmente la paz, y
las dos largando por lo bajini:
-- Cuidao el cura éste, las ideítas que tiene. Esto es lo más grande
del globo terráqueo... ¿Pues no quiere que le dé la paz a ésta?
Y la otra:
-- No sé por qué me da usted la mano, si no tengo el gusto de
conocerla...
Todo esto quería remediarlo Cervantes, con la paz octaviana de la copla,
poniendo a cantar juntas a las dos reinas actuales de sus dos hemisferios, con el pretexto
superior del homenaje póstumo a Juanita Reina. Juanita, la verdad, iba de cascos azules
de la ONU en este Kosovo de la copla, en esta Sierra Leona de las dos leonas de la
canción andaluza. Iban a hacer la paz las dos grandes de las grandes y también sus
partidarios. Las cabras locas que siguen a la Jurado ya estaban dispuestas a darles besos
en la boca a las cabras locas que siguen a la Pantoja. Si hacer la paz entre las dos
monstruas era difícil, nada digo de los impedimentos que había para que depusieran las
armas sus correspondientes bandos contendientes. Yo mismo, que soy juradista profeso, con
los cuatro votos perpetuos, hasta fui la otra noche a ver el triunfo de Isabel en el Lope
de Vega, y verán hasta qué punto estaba convertido al nuevo ecumenismo pacifico de la
copla que hasta le llamo Isabel a secas a la Pantoja.
Parece que Paco Cervantes le hubiera encargado el guión de la Gala de la
Paz en el Alcázar a Gil Robles, porque el título que hoy por hoy tiene ese espectáculo
es "No fue posible la paz". El Alcázar no se rinde, y la guerra sigue. Lo cual
creo que debe ser entendido como un problema de Estado, para que Javier González Ferrari
tome cartas en el asunto, diga que adelante con los faroles pase lo que pase y cueste lo
que cueste, y se firme esa paz. Hombre, Ferrari, demasiado tenemos con la guerra del Norte
entre nacionalistas y no nacionalistas como para que encima sigamos con la guerra del Sur
entre juradistas y pantojistas. Lo que pensaba organizar Paco Cervantes no era una gala,
era algo así como Gesto por la Paz con música del maestro Quiroga y letra de Rafael de
León o de Manuel Alejandro.
Con gala o sin gala, esa paz debe firmarse. ¿No están igualados Betis y
Sevilla por la desgracia de la Segunda? ¿Por qué no han de estar unidas Jurado y Pantoja
por la gracia de ser, las dos y ex-aequo, las primeras?
ABEL INFANZON "LA ESE 30"
PUNTAS
DEL DIAMANTE