|
Como
me cumplimentaba porque le había concedido audiencia en
el minipalacio de Doñana, salimos a la terraza y le
mostré la vista: a un lado, el Coto hermoso y virgen; al
otro, la larga playa de los desconocidos 40 kilómetros
litorales almonteños, adivinándose Punta Zalabar en la
desembocadura del Guadalquivir; y enmedio, el horror
urbanístico que empezó siendo Torre de la Higuera y
ahora es, del tirón, Matalascañas y Caño Guerrero, todo
el cemento y ladrillos del mundo. Le dije:
-- Fíjate el
triángulo que le comieron al Coto en tiempos del
franquismo, cómo dejaron toda esta parte de Doñana sin
salida al mar.
-- ¿Y esto
quién lo autorizó?
-- Fraga, cuando
el desarrollismo, con capital suizo. Incluso lo hicieron
Centro de Interés Turístico Nacional. Y para que nadie
protestara, nombraron presidente de la urbanizadora a Don
Servando. ¿Tú sabes quién era don Servando?
-- No...
-- Pues el
presidente del Tribunal de Cuentas... Y mientras miraba
trescientos mil chalés, doscientos mil bloques de
apartamentos, la mole inmensa del Hotel Flamero como los
duros antiguos que se llevaron los especuladores de la
corrupción franquista, a la orillita del mar, exclamó:
-- ¡Qué joía
barbaridad!
Bueno, pues a
esta joía barbaridad, el Ayuntamiento de Almonte la va a
hermanar con Miami. ¿Para qué sirve eso? Hombre, de
momento para que un concejal de Almonte vaya de pescuezo a
Miami, ¿le parece usted poco? Y después, para la
cuestión de fondo, que como socio fundador de
Matalascañas quiero resaltar. Me enteré del
hermanamiento en El Rocío, en el palacio de invierno de
Carlos Herrera. Hice escala en palacio camino de la playa
y le dije:
-- Esto tiene un
microclima mejor que el de Marbella y no lo sabe la gente.
Bajas la Cuesta de las Doblas, pasas el Guadiamar, y si en
Sevilla caen chuzos de punta, aquí puedes pasear a cuerpo
por la playa. Al cambio, Carlos, Miami.
Y como Herrera es
el que sabe ahora mismito más de Miami del mundo, más
que Bertín Osborne y Julio Iglesias juntos, me anunció:
-- ¿Pues tú
sabes que van a hermanar Miami y Almonte?
Me sumo al
hermanamiento, por la parte del microclima. Y por la parte
de la maravilla de la playa fuera de temporada. ¿Usted
sabe lo que es pasear en octubre por 12 kilómetros de
playa desierta para usted solo, donde todo lo más te
encuentras con cuatro alemanes locos, tres insersos, dos
perros y un 4x4 de los coquineros? Se quejan de que
Matalascañas está desierto diez meses al año pero (que
esto no salga de Europa), ése es su encanto.
Urbanísticamente, la especulación franquista convirtió
en un horror con porches de arquitectura pileña y losa de
cemento enorme aquel Sotogrande que proyectó en 1962 el
arquitecto Val del Walle, que por cierto no era primo de
Manolito, quien veraneaba allí antes de echarse suegra
rica. Es un horror transitorio, sólo en fines de semana y
fiestas de guardar. Fuera de temporada, Matalascañas es,
al cambio y por el microclima, Miami. Por eso las hermanan
muy bien hermanadas. (Y que conste que lo apoyo sin viajar
de pescuezo a Miami. Prefiero quedarme en mi minipalacio
de Doñana, comprando la leche en Frasquita y el
periódico en Espina.)
Biografía
de Antonio Burgos
Firmas
en El Mundo
Foros
de opinión de El Mundo
|