El Mundo de Andalucía, jueves 22 de
junio del 2000
ANTONIO BURGOS | EL RECUADRO
El habla de
Trajano
Ay, lo poco que sabemos del pasado de Andalucía... Me di cuenta antier
noche, en casa de Tito Lele, que, como sabrán, Alvarez Colunga es una especie de tío
honorario que tenemos muchos. ¿Usted ha visto lo de El Gran Hermano, no? Bueno, pues Lele
es El Gran Tito, pero en clase de buena gente y de eterna sonrisa, que ya saben que digo y
mantengo que regalan una semana de vacaciones en Cancún para dos personas a quien haya
visto alguna vez que Alvarez Colunga pone una mala cara por algo o a alguien.
Así que estábamos antier ancá Tito Lele, en la Casa Común de la
CEA, la confederación nada hidrográfica de los empresarios de Andalucía, eso que dicen
que no hay, qué raro, si el salón estaba empetado de ellos. Estábamos en el acto de
entrega de los premios Trajano a la iniciativa empresarial que ha concedido El Mundo de
Andalucía. Y con la epigrafía romana que usa Moneo para rotular sus barbaridades
arquitectónicas, estaba en el estrado escrito el santo nombre de Trajano, a quien Pepe
Borbolla, italicense con ejercicio y servidumbre, venera como si fuera un delantero
(interior izquierda, naturalmente) del Betis histórico. Tú pones a Trajano en la misma
alineación de Peral, Areso y Aedo, y estos béticos de nueva planta que se creen
inventorers de las trece barras (de pan con manteca colorá) se lo creen. Y en viendo que
los premiados pronunciaban casi todas las hablas de Andalucía, me pregunté: ¿Cómo
sería el latín que Trajano hablaba en Roma? ¿Le pondría las eses de Roma, vamos, las
ches fricativas italianas, o conservaría su acento de la Bética? ¿Hubo un habla
andaluza en el habla latina? Ojalá me responda algún profesor de Latín, si es que
quedan tras la LOGSE.
Me englorié oyendo las tan distintas hablas andaluzas de los premiados. En oyéndolos,
se sabía la variedad de Andalucías, en plural y en libertad, que distinguían los
premios Trajano. Estaba el habla cordobesa culta de Eugenio Sánchez Ramade, el habla
güervana de los publicitarios de Complot Creativo, el habla granadina de María Angustias
Contreras y el habla almeriense de Francisco Martínez Cosentino. Oyendo la apertura
almeriense de vocales cuando Cosentino decía "canteras" encontré la razón del
éxito del mármol de Macael. Si se abren así las vocales es más fácil abrir los
mercados de todo el mundo vendiéndoles encimeeeras de las canteeeras. Y, por si faltaba
algo, el habla sevillana de Alvarez Colunga, y el habla rondeña del profesor Olivencia.
(Inciso sobre Olivencia: cómo será de modesto, qué poco se lo creerá, que con toda
justicia lo han hecho maestrante de Ronda y no se ha enterado absolutamente nadie, con lo
que ronean por ahí esos maestrantes que te miran los muy vainas por encima del hombro,
que se creen el ombligo del mundo y que son unos chiquilicuatros sin mayor mérito que
unos apellidos en la partida de nacimiento...)
Cómo sería la cosa, que hasta Alfonso de Salas, el baranda, el que manda, el que
suelta la telanda aquí en El Mundo, disimuló bastante su habla madrileña, lo que es de
agradecer. Fue, pues, aparte de un reconocimiento a las iniciativas empresariales
andaluzas, la constatación de la riquísima variedad de nuestras hablas, Hablando se
entiende la gente. Sobre todo si es en andaluz, un habla tan rica que en ella las raíces
latinas de la Bética de Trajano están siempre mucho más cerca que en Castilla.