¿Pues no que me está gustando a mí este Zapatero? El de la caída de ojos
ha acabado de momento con la pesadez de aquel baile de los mismos con las mismas que era
el PSOE desde el año de los tiros: de los tiros de Vitoria o de los tiros del caso
Almería, se entiende. El PSOE se pone tan interesante como el juego de rol de la
película sobre la novela de Juan Bonilla: "Nadie conoce a nadie". Se acabaron
las viejas glorias de Suresnes. Todos son nuevos en esta plaza. Llegan a la cabecera de
cartel como los novilleros que triunfaron en la nocturna de la oportunidad. En vez de
torear con caballos, estos triunfadores torean sin caballos. Sin Caballos, sin Zarrías,
sin Guerra. Con Chaves de presidente, porque en España las corridas las presiden los
policías y Chaves es el policía que ha dejado González como comisario y delegado
gubernativo tras el arrimón de Zapatero. Por el plan antiguo ya sólo van los tres
tenores autonómicos, Chaves, Bono, Ibarra. La foto de la tortilla tiene ya el color sepia
de los viejos retratos de familia donde empezamos a no reconocer a los antepasados.
Lo
que más me gusta de Zapatero es que es un heterodoxo. Acabo de sacarlo en consecuencia
por la autoproclamación de Matilde Fernández como vestal del templo del socialismo, como
Sor Lucía de sus secretos de Fátima. Matilde Fernández, monja-alférez del guerrismo,
ha dicho que se quedan en plan Girón de Velasco, para velar por la revolución pendiente
y por la ortodoxia del socialismo. Pues si Matilde es la ortodoxia, Zapatero es la
heterodoxia. Así que ¡vivan los heterodoxos españoles y viva don Marcelino, no Camacho,
sino Menéndez y Pelayo! Si la ortodoxia del socialismo es lo del plan antiguo de Matilde
Fernández, esto es, la corrupción, el nepotismo, el amiguismo, el crimen de Estado, el
enriquecimiento de los criadores de bonsais y el derroche del dinero público, pues viva
la heterodoxia. Es de agradecer que en el diccionario Zapatero-Español,
Español-Zapatero, la definición de palabras tan viejas como "modernidad" y tan
reaccionarias como "progreso" tengan por delante lo de "arcaísmos".
Zapatero es un poeta de la escuela leonesa, un discípulo tardío del grupo de
"Espadaña" quizá, que ha hecho que guerrismo y felipismo rimen con arcaísmo.
En los tablaos flamencos, los palmeros jaleaban a las gitanas guapas que sacaba Emilio
Romero en la portada de "Pueblo", diciéndoles:
-- ¡ Y no tiene novio...!
Oigo que a Zapatero lo jalean con el mismo grito del fin de fiesta que le dedican a
Aznar:
-- ¡ Y no tiene carisma!
Gracias a Dios. Bendita sea la hora en que España tiene a un señor sin carisma en el
gobierno y a otro señor sin carisma en la oposición. Un heterodoxo de la derecha de
Fraga y un heterodoxo de la izquierda de González. Con el carisma y la ortodoxia,
recuerden dónde nos llevaron...