ANTONIO BURGOS | EL RECUADRO


 

ABC de Sevilla,  1 de diciembre de 2014                 
                                
 
5 Milibares

 

En Física y Química ando cortito con sifón, y mira que en Portaceli nos daba la asignatura un notabilísimo profesor: el padre Gabriel Llorente, que no sé si se salió de la Compañía donde entonces andaba de maestrillo, pero el caso es que ha llegado a profesor titular de Física en la UNED. Llorente intentaba aficionarnos a la materia enseñándonos divertidos experimentos de Física Recreativa e incluso a fabricar rudimentarias radios de galena con un diodo de germanio, una bobina de cobre, un condensador variable, un enchufe múltiple, un auricular y una caja de puros Farias, aparato que muchos de la clase montamos comprando los componentes en la Casa Lamparter de la calle Trajano esquina a Aponte, y llegamos a oír con él Radio Peninsular y todo. Y como fui tan mal alumno de Física, cuando escucho en el parte meteorológico lo de "una presión de 1.020 milibares", ¿qué quieren que les diga?, me acuerdo de la máquina de café, de la taza con el logotipo de Catunambú, del tirador de la Cruzcampo glacial (con pingüinos incluidos, fría del carajo) y de los servilleteros de papel puestos en la barra con el "Gracias por su visita".

Sí, ya sé, el milibar, como acabo de mirar en el Larousse (porque no gasto Wikipedia, voy por el plan antiguo), es la "unidad de la presión atmosférica, equivalente a la milésima parte del bar". Pero eso será en la Física y en la Agencia Estatal de Meteorología, ese mote cobardón que le pusieron al Servicio Meteorólogo Nacional para que los separatistas catalanes no se cabrearan con lo de "Nacional". Eso será en Física, porque en Sevilla el milibar suena a medida de la crisis. Y si no suena, ya sonará, porque me la acabo de inventar, como en los experimentos de Física Recreativa con el padre Llorente. En Sevilla un milibar no tiene nada que ver con la presión atmosférica: son mil bares puestos por mil señores para buscarse la vida, después que cerrara la empresa donde trabajaban y en la que quizá entraron de aprendices, quedando parados a la jodida edad laboral de más de cuarenta y cinco años. Contrimás...

-- Será "contra más", ¿no? Un por favor y una cosa, que usted es de Buenas Letras...

No, por eso mismo es "contrimás". En español es "contra más", pero en el habla nuestra que debemos los académicos defender para "contribuir a ilustrar la historia de Sevilla y de la región andaluza" es "contrimás". Pues eso: contrimás fábricas se cierran, más bares se abren en Sevilla. El bar es la primera industria local, no el turismo. El turismo en gran parte viene buscando bares y tapas: mucho tapeo y mucho almorzar y cenar de tapas en los veladores altos con esos taburetes que te sientas en ellos y te entra complejo de gallina en el palo del gallinero. Por falta de bares no será. Tengo la sana costumbre, que les recomiendo, de escuchar cada mediodía de 12,30 a 13,30 el informativo que hace Paco Robles en Cope Sevilla, que no sé cómo a este hombre le da tiempo de hacer tantas cosas y tan divinamente en Prensa, Radio y TV, y encima dirige al Aula de ABC y saca la revista cofradiera "Pasión en Sevilla" los primeros jueves de cada mes.

En ese programa, don Pedro Sánchez Cuesta, presidente de la patronal de la Hispalense Barería y dueño de La Raza (a quien le seguimos debiendo la Cruz del Mérito Civil por su valiente y nada cobardona denuncia de los trincones del PSOE que le pidieron la morterá en plan Langostinos Maera), preguntado por Paco Robles dijo que en Sevilla capital hay 5.000 mil bares. Cifra que, la verdad, me sonó a Física: "La presión de la crisis en Sevilla y lo tiesos que estamos es del orden de los 5.000 bares". O sea, 5 Milibares, tomando el Milibar como la unidad de medida de 1.000 bares. Cinco milibares son nuestra más pujante economía. Dije lo de los restaurantes de Nueva York el otro día, ¿no? Bueno, pues un gachó que cada día quisiera desayunar en un bar distinto y tomar la cervecita del mediodía en otro donde nunca haya entrado, necesitaría casi siete años para poder conocer todos los bares que hay Sevilla. Yo creo que es algo. "Hay más bares que botellines", hubiera dicho nuestro recordado Manolo Ramírez Fernández de Córdoba en su genialidad de los botellines que tantos le copian sin citarlo, y ya saben lo que le pasa al que la copia...

 

                     

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