ANTONIO BURGOS | EL RECUADRO


 

ABCde Sevilla, 6 de febrero de 2015                 
                                
 
Óle la Yerbabuena
 
Su apodo es María del Carmen Llovet Muñoz. Pero su verdadero nombre es María la Yerbabuena. De momento, un mojón para las niñatas americanas de las falditas cortas con el cachamen fuera que, en plan maryoretes de Montpellier en la cabalgata de las Fiestas Típicas Gaditanas, animan a sus equipos en la NBA o en la Super Bowl de Estados Unidos. En toda Andalucía la Baja no hay nadie que anime mejor que María la Yerbabuena. Y "sin trincá", que decía su paisano El Beni. Es una clac unipersonal, muchísimo mejor que aquel granadino Diamante Rubio que arrancaba en los tendidos los aplausos a los toreros, previo pago de su importe. Juan Manzorro, en sus retransmisiones del concurso de agrupaciones de Carnaval por RAI desde el Teatro Falla, ha descubierto que el reglamento incluye un artículo secreto, según el cual todo coro después del segundo tango y toda comparsa o chirigota después del segundo pasodoble tiene asegurado el grito único de María la Yerbabuena: "Óle, óle mi Cádiz, y lo digo a boca llena, y al que no diga óle, !que se le seque la yerbabuena!".

Como estamos en noches de liza de coplas de las agrupaciones carnavalescas, no es que yo vaya a ir al Falla a provocar al paraíso y a dedicarle mi repertorio íntegro a Sevilla, sino justamente al revés. Le pido el copirray de Cai a María la Yerbabuena para lanzar sus gritos de ánimo a las cosas de nuestra Sevilla desde el paraíso del cuerpo de campanas de la Giralda. Gritos que dicen así y que ustedes deben corear con un triple "óle, óle y óle":

Óle, óle mi Torre Pelli, y lo digo a boca llena, y al que no diga óle, que le embargue Zoido su cartilla de ahorros de La Caixa por no pagar el sellito del coche.

Óle, óle mis Setas, y lo digo a boca llena, y al que no diga óle, que Urbanismo lo declare espacio protegido y se le ponga cara de calle Imagen.

Óle, óle mi Susana, y lo digo a boca llena, y al que no diga óle, que tenga que vivir en una Andalucía con Podemos en la presidencia de la Junta de Andalucía.

Óle, óle mi Juanma, y lo digo a boca llena, y al que no diga óle, que se le aparezca Valderas en la puerta de su casa con la bombona de butano al hombro, pero que no le dé la gana al tío de entrarla hasta la cocina .

Óle, óle mi Rinconcillo, y lo digo a boca llena, y al que no diga óle, que no pruebe más las espinacas con garbanzos, ni los pavías, ni las tortillas de jamón en su puñetera vida.

Óle, óle mi Casa Ricardo, y lo digo a boca llena, y al que no diga óle, que se pegue un atracón de croquetas congeladas de Frudesa y coja una indigestión que tenga que esperar cinco horas en las urgencias del Virgen del Rocío.

Óle, óle mis Armaos de la Macarena, y lo digo a boca llena, y al que no diga óle, que tenga que verse siete mil millones de veces los armaos chuchurríos del Santontierro por los palcos.

Óle, óle mi Curro, y lo digo a boca llena, y al que no diga óle, que se vea obligatoriamente los vídeos de todas las actuaciones de Camarena.

Óle, óle mi Betis, y lo digo a boca llena, y al que no diga óle, que nos haga tortilla de patatas para todos a fin de meterlas en una caja de zapatos e irnos a verlo ganar gloriosamente en Utrera.

Óle, óle mi Feria de Abril, y lo digo a boca llena, y al que no diga óle, que quede citado con la novia en la portada del centro comercial de Los Arcos.

Óle, óle mi Triana, y lo digo a boca llena, y al que no diga óle, que le hagan a él en toda la cara la Corta de Chapina.

Óle, óle mi Metrocentro, y lo digo a boca llena, y al que no diga óle, que se tenga que ir andando hasta la parada de Metro de Cavaleri el Lunes Santo después de ver entrar las cofradías.

Óle, óle mi Esperanza, mi Esperanza Macarena, y al que no diga óle, que se le seque la yerbabuena.

(Y todo el teatro corea ahora, cuando ha escuchado lo de La que está en San Gil: "¡Poeta, poeta, poeta!").

 

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