ANTONIO BURGOS | EL RECUADRO


 

ABC de Sevilla, 13 de junio de 2015                 
                                
 

Hoy no hay escrache

Ya que hay tantos con tan poca vergüenza como ideas de ultraizquierda y ansias de poder, quede claro que aún quedamos algunos con algo más revolucionario todavía: memoria. El ejercicio de la memoria es a veces un acto revolucionario. Hoy, que se constituye el Ayuntamiento de Sevilla salido de las urnas del Domingo del Rocío, es uno de esos días. La memoria la ejerzo acordándome de lo que ocurrió hace cuatro años en las circunstancias de hoy. Había ganado el PP y sus 20 concejales, 20 habrían de elegir alcalde a Zoido. Pero como había ganado la derecha, esto es, los fachas, la caverna, los carcas, había que ganar en la calle lo que se había perdido en las urnas: histórica práctica habitual en la izquierda, y a la Revolución de Asturias de 1934 me remito. La progresía estaba tela mosqueada porque la mayoría absoluta de los sevillanos había elegido al PP, que no sólo había ganado en sus habituales enclaves de Pijolandia, sino en distritos tenidos por rojetes. Los perroflautas y otros habituales de las escalinatas de Las Setas, así como cuanto devino en Podemos, no podían consentir que el bastón de alcalde fuera a manos de la derecha.

¿Y qué hicieron? Pues un escrache. Por los medios habituales del "pásalo" y unas entonces incipientes redes sociales, convocaron a rodear el Ayuntamiento, para armarle la del tigre a la nueva mayoría municipal y al que iba a ser elegido alcalde, así como a todo invitado al acto constitutivo de la nueva corporación. Así lo convocaron e hicieron. Estaban crecidos por la reciente toma de la Puerta del Sol en el famoso 15-M de los indignados, y repitieron a la sevillana algo así. Formaron una cadena humana que daba toda la vuelta al Ayuntamiento, rodeando la Casa Grande tanto por la Plaza de San Francisco como por la Plaza Nueva, por el Arquillo y por la calle Granada.

La horda de una vociferante chusma impresentable tomó aquello, gritando si había que gritar e insultando si había que insultar a todo lo que se movía camino del Ayuntamiento que tenían rodeado. Y gritaban especialmente e insultaban a quien vieran con traje y corbata. Los que habíamos sido invitados oficialmente al acto recibíamos toda clase de insultos. A mí, desde la esquina del Banco España, se me vinieron detrás como media docena de ellos, provocándome y llamándome de todo durante el camino hasta la entrada al Ayuntamiento, ante la pasividad por cierto de los municipales que de lejos contemplaban la escena y que no hicieron carga alguna contra tanto indeseable junto, y mira que Monteseirín hasta se había gastado nuestro dinero en la creación de una unidad antidisturbios de la Policía Local, que tenían guardada para mejor ocasión. Gracias a que nos abrieron una puertecita casi secreta que tiene el Ayuntamiento por la calle Granada, frente al Laredo, pudimos entrar, ¡por fin!, tras atravesar tanta chusma, siempre con nuestro piquete de fusilamiento verbal de gentuza insultona y provocadora pisándonos los talones.

Pero tranquilos, que eso era hace cuatro años, porque había ganado la derecha. Como esta vez, aunque la de Zoido ha sido la lista más votada, el Bloque del No al PP va a hacer alcalde a don Juan Espadas, a quien felicito de antemano, hoy no toca escrache. Sería lo lógico, que se hiciera una cadena humana en torno al Ayuntamiento como protesta contra la contradicción de que la lista más votada sí debe salir en el Parlamento Andaluz, porque lo otro es el Bloque del No; pero en cambio no puede triunfar bajo ningún concepto en el Ayuntamiento, porque ya saben que el de los perdedores, si son de izquierdas, rojísimos, como en este caso, es siempre el Pacto de Progreso. ¿Pues saben lo que les digo? Que en desquite y en memoria de lo que tuvimos que tragar sin responder a la provocación (como querían) hace cuatro años, hoy que algunos de los gachés de aquella cadena humana y de los que me insultaban son ya concejales, sin rodear edificio alguno les hago un escrache unipersonal. Y desde el revolucionario ejercicio de la memoria les digo una sola palabra, sevillanísima: ¡Chusma!

 

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