Cuando me llama no quedamos para comer, eso que es ya colectivo cachondeíto en La Condomina cuando Javier Arenas promete a todo el que se encuentra por la calle:
-- Nos llamamos y quedamos para almorzar.
Cuando me llama el caballerazo de don Jaime Mayor Oreja, que tan bien se portó conmigo cuando el Comando Andalucía de la ETA me quiso quitar del tabaco porque pregonaban en sus gacetas y órdenes de plaza que menda lerenda era el principal agente del ministro del Interior en Andalucía... Cuando me llama Jaime Mayor, decía, aparte de llorarnos mutua y telefónicamente en nuestros respectivos hombros por cómo marcha este orgullo al que cada somos menos los que le llamamos España, al final siempre le digo:
-- A ver si cuando vengas por Sevilla, o cuando bajes a tu playa gaditana del veraneo, nos vemos no para comer, sino para llorar juntos.
Bueno, pues el otro día venía la portada de ABC con esa foto de Su Majestad El Rey Don Felipe VI en uniforme de almirante, como su augusto abuelo, en la entrega de despachos en la Escuela Naval de Marín, que la veías y estabas oyendo la Marcha Real, como pasaba con aquel retrato histórico de Don Juan en el palco real de la plaza de toros de Ronda, la de los toreros machos, ¿verdad, Rafael Atienza, verdad, Manuel Olivencia? Y en esa portada de ABC se desgranaba cuanto me contaba Jaime Mayor en su último llanto común. Todo esto me lo predijo. Que ahora la gente le estaba echando mucha cuenta a Podemos, a Carmena, a Colau, a Kichi, pero que se acerca un futuro mucho más grave. Y que el apoyo del PSOE para que Podemos gobierne (o lo que ellos entiendan por gobernar) en muchos ayuntamientos no ha sido más que un ensayo general con vestuario para las elecciones generales. En las que piensan ya en el Frente Popular. Que lo harán. Y cuando lo hagan, con la colaboración de los separatistas catalanes y vascongados que, por ejemplo, han anexionado prácticamente a la españolísima Navarra, no se quedarán ahí. Irán a por la Iglesia, como Susana Díaz va ya a por la Catedral de Córdoba. E irán a por la Constitución de la unidad de España y de las libertades y, con ella, a por la Monarquía.
Y todo esto que me contaba y me lloraba en el hombro Jaime Mayor Oreja no sólo lo veo confirmado cada día en estas páginas, sino que constato el añadido de ese "tanque pensante" del separatismo catalán es la CUP, que me suena a siglas de los asaltamercadonas de Marinaleda. El añadido de la CUP es quitarse las caretas y decir abiertamente que van por "la ruptura del Régimen del 78". O sea, que quieren lograr ahora la ruptura traumática que se evitó a la muerte de Franco, construyendo la obra maestra de arquitectura política que fue la Transición, con la concordia, la reconciliación nacional, las libertades y nada menos que la democracia.
Y a todo esto que ha padecido la virtual destrucción de España que fizo Zapatero, con su malhadada Ley de la Memoria Histórica, y con el Estatuto a la Carta que les animó a hacer a los separatistas catalanes, y con el pacto con la ETA por debajo de la mesa donde chorreaba la sangre de las víctimas, a todo esto le llaman Régimen del 78. En el que por mi cuenta incluyo la casi inédita mayoría absoluta de Rajoy, que no se ha atrevido a derogar una sola de las Leyes Fundamentales del Desastre que promulgó Zapatero. ¿Y sólo os fijáis en ese Régimen, criaturas mías de la CUP? ¿A mí y a mi generación de andaluces nos vais a hablar de Régimen, que no hemos conocido en toda nuestra ya larga vida más que dos: el Régimen de Franco y el Régimen de la Junta en Andalucía? Más urgente que la ruptura del Régimen del 78 es la Ruptura del Régimen Andaluz, y, ya ven, se perpetúa y refuerza en cada elección. Incluso ahora apuntalado por Ciudadanos, que también dicen que quieren cambiar el mundo y dejar a España como la soñaba Alfonso Guerra. Ya está España como la soñaba el jubilado Guerra: ahora sí que ya no la conoce ni la Madre Hispania que la parió...
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