ANTONIO BURGOS | EL RECUADRO


 

ABC de Sevilla, 7 de septiembre de 2015                 
                                
 

Romeros sin un romero

Ea, pues se ha equivocado usted, so listo. Esto no va hoy de Curro, como ha pensado al leer el título. No va de Romero, sino de Romeros. De La Puebla. De La Puebla de la casa de Blas Infante, convertida en innecesario museo de no sé qué a mayor gloria de estos señores del PSOE que le quitaron al PA y a Rojas Marcos la bandera blanca y verde por el procedimiento del tirón, tras lo cual Rafael Escuredo salió corriendo con ella en la amotillo de Manaute. Ah, sí: Museo de la Autonomía. De lo que lo que pudo haber sido y no fue. Lo que tenemos aquí no es la autonomía que soñamos, sino el Régimen Andaluz, algo muy distinto. Esto va, pues, de Los Romeros de La Puebla. De la Puebla de Luisa Infante, que en los tiempos más duros mantuvo "Villa Alegría", la casa de su padre, como el templo de lo andaluz que era. Una cigarrera tan limpia que en casa de Luisa Infante es el único lugar del mundo donde yo he visto un lavadero con el suelo encerado.

Esto va de La Puebla del Corpus, del Rancho Rocío de los Peralta, de José Pablo Ruiz, de los quemaítos, porque no quiero que se me vaya sin su gorigori Faustino Cabello, el de Los Romeros de la Puebla. Por eso digo que Los Romeros se han quedado sin un romero. La muerte ha llegado a esos cinco cigarreros que cantaron a una Andalucía llena de vida y de esperanza. Caso único en el mundo de los conjuntos de sevillanas, Los Romeros se han mantenido los mismos cinco fundadores, cinco, sin cambios ni relevos, durante los años que han permanecido en activo, las docenas de discos que han grabado y los millones de kilómetros de carretera que se han hecho. Faustino Cabello, con su hermano Manuel, José Manuel Moya, Juan Díaz y José Angulo fue fundador de Los Romeros en 1966, en un mundo discográfico que dominaban dos parejas de hermanos: Los Reyes y Los Toronjo. Como no era cosa de que se pusieran a competir con ellos otros dos hermanos de La Puebla, Ángel y Rafael Peralta, porque aunque componían sevillanas de caballos, de toros y de amoríos iban a tener que dejar el rejoneo, fue que La Puebla inventó a estos cinco jinetes del apoteosis de las sevillanas. Yo vi a Los Romeros, digamos, debutar sin caballos. Allí en La Puebla. Fue el día que dio el pregón del Corpus el injustamente olvidado humanista, escritor, médico y andalucista José María Osuna, quien de verdad legó "El Ideal Andaluz" a las siguientes generaciones. Antes del pregón eucarístico de Osuna, a modo de "Amargura" en los cofradieros, salieron a cantar cinco muchachos del pueblo. Cinco camisitas blancas y cinco ilusiones en la voz de sus coplas. Se las has había escrito el maestro Martín Vega Sanz. La música era de uno de ellos, de José Manuel Moya, el que había sido futbolista del Sevilla. Eran Los Romeros de la Puebla. Que entonces no conocía nadie y ahora todo el mundo echa las cuentas de la emoción de sus coplas y no le salen, porque se les ha ido el primero: Faustino Cabello.

Sin Martín Vega y sin Aurelio Verde no se entiende a Los Romeros. Aurelio Verde...y Blanca. Fue el autor de la letra que ahora pongo en la voz de Faustino Cabello, en su memoria. Aquel piropo de libertad a Andalucía que, a falta aún de himno, cantamos un 4 de Diciembre llenos de las ilusiones luego, ay, rotas por el Régimen. Era una sevillana. La había escrito Aurelio Verde y puesto música José Manuel Moya. La cantaban Los Romeros de la Puebla, olvidados siempre en el reparto de Medallas del 28-F. Era "Viva mi Andalucía, viva mi pueblo". Y de Cádiz a Almería, como en la copla de La Lirio, todo un pueblo cantó: "Andalucía, guapa,/mujer morena,/despierta, que eres libre/de tus cadenas". A Los Romeros, que quisieron a Andalucía libre de sus cadenas, les ha llegado ahora el hierro de la muerte de Faustino Cabello. Y lo más triste de todo es que ahora que Faustino ha muerto, como aquí funciona tan bien el título póstumo, verá usted cómo ahora sí, ahora ya le darán a Los Romeros la Medalla que les debe Andalucía desde aquel 4 de Diciembre. Pero qué mejor medalla que los zahones de la copla, como una bandera, sobre la caja en que a Faustino Cabello, que ha mirado ya cara a cara a la muerte, y es el primero, se lo llevaban a las marismas azules de Juan de Dios...

 

 

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