ANTONIO BURGOS | EL RECUADRO


 

ABC de Sevilla, 16 de abril de 2017
                               
 

En la Madrugada no hubo dominó

Mejor que yo pueda contarlo, María José Morón lo explicaba en el ABC que estaba en los quioscos el Viernes Santo por la mañana, al término de la más lamentable Madrugada de todos los tiempos. Ojú, la Madrugada. ¡En lo que ha quedado el título de la antológica marcha de Abel Moreno! Hablaba María José de la Ronda, que vi el Jueves Santo por la tarde por la Carrera Oficial, en su sitio, entre el palio de la Virgen del Valle y la Cruz de Guía de Pasión, una reliquia del patrimonio inmaterial de Sevilla. Ya saben: en 1794 se establecieron, al término del Jueves Santo, rondas de vigilancia por los alguaciles de la Audiencia para garantizar el orden y la compostura de los participantes en las estaciones de penitencia y del público que las presenciaba. Terminadas estas vigilancias, los alguaciles, en formación, y encabezados por el Asistente, marchaban hacia la Catedral, y en la Puerta de San Miguel, casi terminado el Jueves y a punto de comenzar la Madrugada, comunicaban al Cabildo Catedral una frase ritual, hermosísima: "La ciudad está sosegada y en calma como corresponde a la festividad del día".

Como otros años, la Ronda pasó tras El Valle camino de la Catedral, presidida por el delegado del Gobierno, que llevaba como siempre al cuello la llave del Sagrario en el Monumento que le entregan tras los oficios, y formada por un piquete perfecto de la Guardia Civil. Y ahí quiero llegar, a la frase riual de la Ronda. De aquí en adelante, habrá que cambiarla. Tras la Ronda la autoridad habrá de decir: "Hasta ahora, la ciudad está sosegada y en calma como corresponde a la festividad del día; pero a partir de este momento, puede pasar cualquier cosa. ¡Que sea lo que Dios quiera!".

Horas después de ver pasar la Ronda, en el mismo sitio de mis sillas frente a la Puerta del Baptisterio de la Catedral, la hermandad nos había parado el paso de la Virgen del Mayor Dolor y Traspaso, como antes al Señor de Sevilla. Y fue entonces cuando hacia Correos se oyó como una explosión, gritos, carreras, desbandada, nervios, llantos, sillas por el suelo. Pánico. Milagrosamente, la Virgen del Mayor Dolor paró allí mismo aquel sunami de terror como la de Palma detuvo en La Viña gaditana el Maremoto del terremoto de 1755. Pero es que a la misma hora, en la Plaza del Triunfo, era una batalla campal con heridos la que ocurría en torno al paso del Gran Poder. Y en Las Setas, el niñaterìo desataba una batalla de Verdún en versión cani. Y la gente, despavorida, tenía que refugiarse en la Casa de las Dueñas como allí los parientes de los Alba que huían del Madrid Rojo en julio de 1936. Y en todas partes, de Reyes Católicos a Cuna. Y a la mismísima hora en sitios tan alejados. ¿Efecto dominó dicen ustedes, autoridades a las que Sevilla se les fue de las manos, con tanto CECOP y tanta leche migá, que nos controláis y nos llenáis de vallas a los que nos gusta y defendemos esto, y sabemos andar por las bullas, y dejáis la ciudad entera abandonada al gamberreo de los canis y a las hordas de la botellona? Menos controles para entrar en la carrera oficial, que es una peligrosísima ratonera donde nos enjaulan y controlan como a criminales a los que vamos a lo que vamos, y más vigilar Sevilla entera en manos de la Niñato Borroka, señores. ¿Efecto Dominó? ¡Vamos a dejar el dominó para la Peña Trianera! Yo no he visto un dominó que empiece en Correos y acabe en el Palacio de las Dueñas. Cronometrado. ¿Y saben qué día? El 14 de abril. ¡Toma ya! ¿No había antes nazarenos alquilones, que cobraban por salir? Ahora puede haber niñatos alquilones, que cobran por cargarse sincronizadamente la Madrugada. Es mi tesis. Esto me huele todo a la banda morada, sí, morada, del citado 14 de abril; a los antisistema, a la imperante cristianofobia. Miren cómo no han condenado nada los partidos que estarán contentísimos de lo ocurrido. Así que la ciudad ya ni está sosegada ni en calma cuando llega la Madrugada. Que debe seguir siendo nuestra, de los que la amamos y defendemos, no de los que en su Cristofobia quierenla convertir en la habitual Kale Kofrade del Solsticio de Primavera. ¡Menos dominó, señores, que nos ahorcan el seis doble de nuestra fe popular!

 

CorreoSi quiere usted enviar algún comentario sobre este artículo puede hacerlo a este correo electrónico  Correo  

         
 

 

                                      Correo Correo            

Clic para ir a la portada

¿QUIÉN HACE ESTO?

Biografía de Antonio Burgos


 

 

Copyright © 1998 Arco del Postigo S.L. Sevilla, España. 
¿Qué puede encontrar en cada sección de El RedCuadro ?PINCHE AQUI PARA IR AL  "MAPA DE WEB"
 

 

 


 

Página principal-Inicio