La Simón Casas Productions (¡adiós, Warner Brother!) ha hecho balance de la Feria de San Isidro de Madrid. Ha habido más festejos, más espectadores, más puertas grandes y más toros bravos que nunca. Y añado: y más hule. Y menos lluvia que nunca, qué raro. Si será gorda la sequía, que se han escapado sin lluvia dos acontecimientos que eran como rogativas "ad petendam pluviam": la Feria del Libro y la de San Isidro. Según las cifras de la empresa "Plaza 1", ha habido un total de 641.429 espectadores en los 34 festejos, 21.850 más con respecto a 2018. Un total de 8 tardes se agotaron todas las localidades, con el cartel de "no hay billetes", una más que en 2018; y sólo 9 estuvieron por debajo del 70% de ocupación, 6 menos que en la anterior feria. Miguel Ángel Perera, Roca Rey, David de Miranda, Antonio Ferrera y Paco Ureña salieron por la puerta grande. Traduzco: les dieron el palizón los gamberros que no respetan a los toreros triunfadores y cuando los sacan a hombros se dedican a empujarlos y arrancarles trozos del vestido, en vez de ir, como antaño, majestuosamente encumbrados, sin que nadie osara acercarse, escoltados por una pareja de la Policía Armada a caballo que, como El Piyayo, imponía "un respeto imponente". El respeto que se les ha perdido a los toreros. Y a todo.
Pero lo que no dice el balance de la Simón Casas Productions (¡adiós, Samuel Broston!) es lo que quiero destacar: que cada vez va más gente joven a los toros. Eso sí que es esperanzador y eso sí que es la mejor campaña a favor de la Fiesta: interesar a los que asegurarán su futuro. Mirabas antes los tendidos y parecían el hogar del pensionista. Ahora, en cambio, sobre todo en las localidades altas, y hablo tanto de Madrid como de Sevilla, echas un vistazo y hay muchísima gente joven. Muchachos universitarios y chicas de las que se horrorizan en primer plano de la retransmisión televisiva de Movistar en cuanto hay el menor revolcón.
¿Y quién ha llevado a la gente joven a los toros y ponen el cartel de "no hay billetes" donde actúan? Pues para mí que dos toreros de los que llaman "emergentes", que pertenecen a la misma generación de la muchachada que ha vuelto a los tendidos, Me refiero al limeño Andrés Roca Rey (nacido en 1996) y al sevillano Pablo Aguado (nacido en 1991). Los dos son de muy buenas familias de la capital de la plaza del Acho y de la capital de la plaza del Arenal. Lo cual corrobora la muy certera observación sociológica de la Fiesta del trianero Emilio Muñoz. Quien dijo, sentenciosamente: "Antes te metías a torero para hacerte rico; ahora hay que ser rico para poder hacerte torero". Pues benditas familias de Roca y de Aguado, que han permitido que sus hijos animen este cotarro de la Fiesta, que estaba como dormido, siempre de los mismos con las mismas ganaderías, siempre las mismas figuritas elevadas a la categoría de figuras, sin apasionamiento en los tendidos, sin negaciones y lágrimas de los partidarios y de los que no los pueden ver...pero sacan la entrada. Como siempre han sido los momentos de grandeza de la Fiesta.
A mí me interesan muchísimo estas dos nuevas figuras de la Tauromaquia, que parece que entre los avíos de torear llevan en la furgoneta de la cuadrilla la imorentilla de hacer carteles de "No hay billetes". Llenan las plazas de toros y las llenan de gente joven, de sus coetáneos. Son dos figuras complementarias: el valor, la técnica, el conocimiento de los terrenos y de los toros del jovencísimo Roca Rey. Y el arte con que su madre lo parió, la gracia según Sevilla, el empaque y la torería de Pablo Aguado, vocación tardía. Que nos ha devuelto a una Sevilla torera "pre Curro Romero": la de Pepe Luis, Chicuelo, Pepín Martín Vázquez o Manolo González.
Correo
Si quiere usted enviar algún comentario sobre este artículo puede hacerlo a este correo electrónico
