ANTONIO BURGOS | EL RECUADRO


ABC de Sevilla,  16 de julio de 2019
                               
 

La Loyola

Lo siento, pero a los que somos antiguos alumnos de la Compañía...

-- ¿De qué Compañía, de una del campamento de Montejaque que citaba usted el otro día?

Qué Montajaque ni Montejaque... ¡De la Compañía de Jesús, qué Compañía va a ser? Cuando los antiguos alumnos de Portaceli, o del Palo, o de Areneros, decimos "la Compañía" a secas, no tenemos que especificar más. Es la de Jesús. Lo que la gente llama, a veces con muy malas intenciones, "los jesuitas", que por si fuera alguno que yo me sé y que vive de su carné del PSOE, los volvería a expulsar.

Pues bien, a todos los antiguos alumnos de la Compañía, de las Universidades sevillanas es "la neutra", la de la Societatis Iesu, la Loyola, la que nos cae más simpática, y ahora que estrena "campus" y nuevos proyectos educativos, más todavía. Loyola... Escuchamos "Loyola" y, como un resorte sentimental de la memoria, ¿verdad, cura Ignacio Jiménez Sánchez-Dalp; verdad, Eduardo Sainz Trueba?, nos ponemos a cantar el Himno de San Ignacio: "Fundador, sois Ignacio y general/ de la compañía real/ que Jesús con su nombre distinguió,/ la legión de Loyola con fiel corazón/ sin temor enarbola la Cruz por pendón..." Incluso algunos que tuvieron por profesor en Portaceli al muy vascongado Padre Uriarte, el que más partidarios del Atlético de Bilbao hacía entre los sevillistas de cada curso, hasta se lo saben en vascuence, como él se los enseñó: "Iñazio gure Patroi aundia Jesusen kompañia fundatu eta dezu armatu..."

Que venía diciendo, antes de meternos en el A.M.D.G. y en la sentimentalidad del "Bajo tu manto sagrado", que de las Universidades sevillanas, chiringuitos incluidos, a los antiguos alumnos de la Compañía la que mejor nos cae es la Loyola. Para nosotros, al menos, tiene un prestigio que no tienen ni la Hispalense, que es la oficial del Estado, ni la Olavide, que es la que se inventó el Régimen Socialista Andaluz en la entonces abandonada Universidad Laboral "Virgen de los Reyes" de Girón de Velasco que nadie quiere recordar, y eso sí que es también Memoria Histórica, entre otras cosas porque allí se hizo José Luis Perales remero de la Plaza de España.

Me imagino que en la Loyola, aparte de las asignaturas, los alumnos aprenderán lo mismo que nos enseñaron en Portaceli: el culto a la excelencia, al esfuerzo, a la disciplina en al trabajo. Son marcas de la Casa, de la Casa de San Ignacio. Y me encientan, además, estas combinaciones tan divertidas que se pueden estudiar en la Loyola. Yo diría que son "rebujitos universitarios". De aquella Universidad Hispalense al otro lado del Foso, tan aislada de Sevilla, donde sólo se podìas estudiar Derecho, Ciencias o Filosofía (y Medicina en la Macarena), hemos pasado a esto de ahora, a estos cócteles de titulaciones y másteres, donde "Derecho más Económicas" es ya una elementalidad. Ahora puedes estudiar en la Loyola unas cosas extrañísimas en estos rebujitos universitarios que se llevan: "Doble Máster Universiatario en Psicología General Sanitaria más Máster en Neuropsicología", o "Doble Máster Universitario en Ingeniería Industrial más Máster Universitario en Business Administration (MBA)". ¡Pues sí que hay rebujitos! Ahora, que si yo tuviera que mandar otra vez a mi hijo a la Universidad, no dudaría enviarlo a la Loyola, de bien que nos cae. Entre otras cosas, porque me ha sacado de una duda tremenda. Yo no sabía si su rector, el profesor don Gabriel Pérez Alcalá, era jesuita o no era jesuita. Era para mí una incógnìta como la del Cura Chamizo, que nadie sabe si es cura o no es cura. Menos mal que el profesor Alcalá, nieto por cierto del lexicógrafo Alcalá Venceslada, el del "Vocabulario Andaluz", me ha sacado de la duda, cuando al poner en cuestión la calidad de la cantidad de chiringuitos que hay por ahí dándoselas de Universidad, ha dicho, con esa atildada pinta de teólogo vestido de paisano con traje y corbata que tiene y que era la que me despistaba: "No soy jesuita, pero como si lo fuera". (O sea, como casi todos los antiguos alumnos de la Compañía, señor rector.)

 

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