ANTONIO BURGOS | EL RECUADRO


ABC de Sevilla,  2 de septiembre de 2019
                               
 

Apolíneo Juan Carlos Aguilar

Cada vez que citaban la definición que cuentan que Unamuno dio de los sevillanos, "finos y fríos", me acordaba de mi querido Juan Carlos Aguilar Moreno (1933-2019), que acaba de fallecer a los 86 años. Nunca la eché tanta edad, en su eterna juventud y curiosidad por todo lo nuevo; en su constante compromiso primero con la Iglesia, luego con Andalucía. Aguilar era lo que se dice un caballero en la política, como su compañero y correligionario don Luis Uruñuela. Con quien, allá por 1965, se incorporó a la convocatoria casi a lo Kennedy que Alejandro Rojas Marcos hizo para presentarse a concejal, para lo que, como Franco estaba vivo y los partidos políticos prohibidos, creó la protectora pantalla de una sociedad mercantil: Compromiso Político S.A., "Cepé", de la que Juan Carlos Aguilar, como, Diego de los Santos, su vecino primer poblador de la Santa Clara dejada por los americanos, fue animoso fundador y promotor. Estamos refiriéndonos a una Sevilla donde el antifranquismo éramos siete gatos en la Universidad, más las Comisiones Obreras de Soto y Saborido, máa cuatro juanistas del Círculo Balmes que nos reuníamos los domingos en la Casa de Pilatos, más la que habría de ser Mesa Democrática de Andalucía convocada por el liberal don Alfonso de Cossío.

Conocí en aquellos años y en aquellos sueños al siempre moderado, bien vestido, educado, elegante, Juan Carlos Aguilar, que parecía que llevaba la toga por dentro. Un joven abogado que trabajaba para el Colegio de Arquitectos y que, como todos nosotros, soñaba en otra España, otra Andalucía, otra Sevilla. Me ayudó mucho para escribir la "Guía Secreta de Sevilla" y he de confesar que gracias a Juan Carlos ha quedado el tópico de Sevilla como Ciudad Dual. Sí. Fue el primero a quien le escuché sostener y demostrar que había dos Sevillas, enfrentadas, cuando no complementarias. Hablaba de una Sevilla apolínea y una Sevilla dionisíaca. La Sevilla dionisíaca eran el Betis, el Gran Poder, Juan Belmonte, Triana, la Feria. La Sevilla apolínea eran el Señor de Pasión, el Sevilla F.C., Joselito, la Macarena, la Semana Santa. Publiqué aquella apreciación en el libro, que me trajo algún dolor de cabeza en el que Aguilar me defendió generosamente ante los tribunales, y ya se quedó para siempre lo de la Sevilla Dual como un tópico mil veces repetido. Que vuelvo a repetir ahora: Juan Carlos Aguilar era un exquisito sevillano apolíneo, universal, muy al día de las ideas del mundo y ni te cuento del cine. No he visto un cinéfilo más enterado, pero presumiendo menos de sus saberes.

Y moderado. En una Universidad dominada por el PCE y el PTE, en una oposición al franquismo de puños cerrados y pelos largos, Aguilar era la exquisitez de la moderación. Formó, junto a Guillermo Jiménez Sánchez, aquel irrepetible equipo de liberales y socialdemócratas que reunió Rojas Marcos en su campaña para el Ayuntamiento, germen del Partido Socialista Andaluz (PSA) y del Partido Andalucista (PA). En su representación, ya en democracia, Juan Carlos fue por el PSA uno de los siete ponentes del Estatuto de Antonimia de Andalucía que se reunió en el Parador de Carmona, con Ángel López, Javier Pérez Royo, José Rodríguez de la Borbolla, Carlos Rosado, Miguel Ángel Pino y Pedro Luis Serrera, también ya fallecido.

Y cristiano, frente a la moda del agnosticismo. Como Uruñuela, como el propio Felipe González, llegó a la política desde los movimientos católicos de la Universidad. Tiempos de Juan XXIII. Era algo tan clásico como hermano número 1 de la Virgen de la Luz de San Esteban. Ese era su entorno familiar. Sevillanísimo: su primo el académico e historiador Francisco Aguilar Piñal, el de "La Sevilla de Olavide", o el canónigo don Emilio Aguilar Vera, promotor de lo que luego habría de ser el Consejo de Cofradías. Este es el sevillano apolíneo que se nos ha ido. En silencio, como en una canción de su amigo Benito Moreno. Al recordarlo, no querría que no quedara constancia de que si hablamos de la Dual Sevilla, de la apolínea y de la dionisíaca, es porque esa ciudad la descubrió el moderado letrado, político y cinéfilo Juan Carlos Aguilar, luego uno de los cinco diputados que tuvo el PSA en el Congreso, cuando Andalucía iba a ser lo que nunca fue y Sevilla, lo que nunca será...

 

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