ANTONIO BURGOS | EL RECUADRO


ABC de Sevilla, 24 de septiembre de 2019
                               
 

El centro centrífugo

Mire usted por dónde, pero en un local que estaba últimamente tan cutre y abandonado como el Alameda Multicines vamos a encontrar el símbolo de la Sevilla de ahora mismo. Que tenemos tan cerca que nos pasa con ella como con los niños chicos que crecen a nuestro lado: que no nos damos cuenta del estirón que está dando. O de los cambios sociales que se están produciendo. En el Alameda Multicines construirán, ¿a que no sabe usted qué? ¿Pues qué va a ser? ¡Un hotel! Y si no abren en sus bajos una heladería y ponen una clínica dental será bastante raro. Cerrado el Alameda, en el centro de Sevilla ya no se puede ir al cine más que al Avenida y al antiguo y afortunadamente protegido Cine Cervantes. Lo más habitual es ya ir al cine en Sevilla fuera de lo que entendemos por Sevilla, la ciudad intramuros. Lo más normal es ya ir al cine al Nervión Plaza, o a Los Arcos, cuando no a unos multicines del Aljarafe o de Dos Hermanas.

Esto es: Sevilla sale de Sevilla. Yo no sé usted, pero yo, cada vez que paseo por el centro, veo menos sevillanos y más turistas. Pasas por la calle Sierpes y no puedes pararte a charlar con nadie, porque lo que no es un grupo de japoneses es otro de americanos que no conoces de nada. Y por la zona monumental es que ni te cuento. La Avenida, en las cercanías de la Catedral, donde se pone el mendigo guasón que pide para un Ferrari y un chalé en Marbella, parece ahora la ONU. Dicen que en Venecia comenzó así el proceso, y terminaron los venecianos yéndose casi todos de la ciudad y pasando a residir en Mestre, esto es, en la tierra firme de la Laguna Véneta.

Aquí llevamos esas trazas. No igualamos en número de turistas a Venecia, menos mal, pero Sevilla se está quedando sin residentes sevillanos. De ahí el mérito del comercio tradicional, digno de toda ayuda y hasta de un partido-homenaje, porque ya no son las grandes superficies digamos tradicionales de Carrefour, Los Arcos o Alcampo: ahora están de moda los comercios de la Torre Pelli (me niego a ponerle el sagrado nombre de la Sevilla cuya lìnea de horizonte destruyó) o del nuevo centro de Lagoh junto a Palmas Altas. Cómo será la cosa, que hasta Los Bermejales, ese como Pozuelo de Alarcón de nuestra tierra, nos parece ya de lo más nuestro, lleno de residentes sevillanos.

Parece que ha venido como un ángel con una espada de fuego y ha arrojado a los sevillanos de su paraíso de ciudad. Aquí no hay nadie que defienda una Doctrina Monroe, en plan "Sevilla para los sevillanos". Es más rentable defender y ejercer el principio que nos ha llevado, sin darnos cuenta, a otro modelo de ciudad: "Sevilla, para los guiris"...y sus pisos turísticos y hoteles. Por eso aguantamos todas las peatonalizaciones y restricciones al coche que imponen. Porque el sevillano casi ha renunciado a vivir el centro y a ir fuera de los días grandes de la Semana Santa. Después de la guerra, una sombrerería de Madrid ponía un anuncio que decía: "Los rojos no usaban sombrero". Aquí, con los hechos, hemos puesto otro lema: "Los guiris no usan coche". Usan bicicletas, patinetes, "segways", coches de caballos de punto o el de San Fernando, un rato a pie y otro andando.

De ahí también que se este construyendo una nueva Sevilla en la periferia de la histórica, de la que ayer informaba ABC. Pronto habrá 18.000 viviendas en una decena de nuevas barriadas lejos del centro, como el solar de la antigua Cruzcampo, Palmas Aftas Sur, Buen Aire, Hacienda del Rosario o los Cuarteles de Bellavista. Y las que vendrán. Y los sevillanos que se seguirán yendo, ante el dineral que les pfrecerán por su casa en el casco antiguo para hacer un hotel o poner pisos turísticos. Sí, es un movimiento centrifugo del centro histórico, no sé si programado en algún PGOU o si un fenómeno espontáneo de la economía, un cambio de ciclo, de época y de modelo de ciudad. Como sentenciosamente me decía un día el metre de la cafetería del Cortinglés del Duque:

-- Ya nada es lo que era.

Y Sevilla no se escapa al axioma del metre de la cafetería del Cortinglés del Duque, que milagrosamente permanece abierto y con actividad y vida. En el mismísimo centro centrífugo de Sevilla. Como que un día hasta se va La Venera de la calle José Gestoso...

 

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