Dicen que la campaña electoral del 10-N empieza el 1º de noviembre, Día de Todos los Santos. Muy buen puesto el día. Santos somos los electores, con la que llevamos aguantada y lo que nos queda por aguantar en este largo bloqueo al que, por si le faltaba algo, le llega ahora la crisis, esta vez no negada por el presidente del Gobierno como Zapatero en 2008, sino con todas sus letras, con su falta de creación de empleo, sus bajas cifras de afiliados a la Seguridad Social, sus despidos y su ralentización de los mercados.
Pero es mentira que la campaña electoral empiece el 1º de noviembre. Siempre estamos en campaña electoral. No se gobierna: se hacen gestos electorales y electoreros de campaña para buscar votos. Y sin la igualdad de oportunidades para todos los partidos. El PSOE tiene un magnífico atril para su discurso electoral: La Moncloa. La Junta Electoral se lo ha tenido que recordar a Isabel Celaá, que La Moncloa no es la sede del PSOE. ¡De lo que se entera uno gracias a la Junta Electoral! Yo, como tantos españoles, me creía que la sede del PSOE era La Moncloa, donde de vez en cuando dejan a los del PP que se suban en el Falcon y estén allí una temporada, con o sin cambio de colchón. En La Moncloa se viene dando lo que hemos padecido en Andalucía durante casi cuarenta años: hasta la llegada del Gobierno del Cambio de Moreno Bonilla, vulgo Trifachito maravilloso. Durante lustros, se han confundido PSOE y Junta de Andalucía. Parecían una y la misma cosa. Que la Junta era el PSOE y que el PSOE, la Junta. Desde abril pasado, viene ocurriendo lo mismo en La Moncloa, aunque ahora la Junta Electoral haya descubierto la tostada. La Moncloa y el PSOE parecen una y la misma cosa: que el PSOE es La Moncloa y la Moncloa es el PSOE. Lo digo porque, sí, estamos en continua campaña electoral, desde la primera zurrapa del tapón de la imposibilidad de investidura de Sánchez como presidente del Gobierno. Toman al Gobierno de España, a todo el aparato del Estado, como recurso electoral para la continua campaña socialista. Cada Consejo de Ministros del Gobierno en funciones es un mitin, donde se reparten demagógicamente las chocolatinas, bombones y caramelos de los llamados "viernes sociales", endeudando al Estado lo que haga falta con tal de rascar futuros votos por aquí y por allá.
No hay que extrañarse. Esta larga campaña electoral cuyo paripé oficial comienza el 1º de noviembre empezó la misma mañana en que Sánchez no consiguió los votos para su investidura y se anunciaron elecciones. ¿Dónde se había reunido con los partidos para pedirles su voto de investidura? ¿En Ferraz? No, en La Moncloa. En La Moncloa, no en Ferraz, anunció que renunciaba a la investidura por falta de apoyos y que ìbamos a las elecciones dichosas del 10 de noviembre. Y lo anunció, además, con el Telediario de la 3 de la tarde de TVE en directo. Todo les sirve. Hasta el rabo todo es toro. Todas las televisiones, exceptuando a La 13, son sus continuos altavoces electorales. Sí, en La Sexta tienen siempre a uno de Podemos de guardia impartiendo doctrina, pero al cabo es otro Altavoz del Frente más del Gobierno en su campaña.
Y prueba de que estamos en campaña electoral continua es el feo que Sánchez le hizo a Don Felipe VI el otro día en el Real Sitio de Aranjuez. Su Majestad había presidido una reunión del Patronato del Instituto Cervantes (que a este paso tendrá que abrir sedes en Cataluña, Vascongadas, Valencia, Baleares y Galicia para defender la lengua española). Y había a continuación un almuerzo oficial, en el que Sánchez dejó plantado al Rey, porque tenía que irse a Valencia. A dar un mitin. Eso, eso es lo que vienen haciendo. Como se dice en el lenguaje taurino, están pegando un mitin bueno, usando todos los recursos del aparato del Estado en beneficio electoral del PSOE.
Correo
Si quiere usted enviar algún comentario sobre este artículo puede hacerlo a este correo electrónico
