Empezaron por cobardes y ya van por asesinos. Dijo Pablo Iglesias al anunciar que se quedaba en el puesto de Salvador Illa para hacer frente en la Comunidad de Madrid a "la derecha asesina" y, como siempre, No Passssa Nada. Nadie le replicó que para asesinatos, los de su comunismo de su alma. Ningún "asesino" de la derecha le recordó los datos de "El libro negro del comunismo: crímenes, terror y represión" (1997), donde Stéphane Courtois mantiene que «el comunismo real puso en funcionamiento una represión sistemática, hasta llegar a erigir, en momentos de paroxismo, el terror como forma de gobierno». De acuerdo con las estimaciones realizadas, cita un total de asesinatos políticos que «se acerca a la cifra de cien millones», en China, en la Unión Soviética, en la Europa de más allá del Telón de Acero, en Corea del Norte, en Cuba o en Camboya, por no hablar de Paracuellos del Jarama y de los genocidios de sacerdotes y religiosos en nuestra guerra.
Digo que Iglesias se ha quedado en el puesto de Salvador Illa porque ha hecho lo mismo y, como entonces, tampoco Passsa Nada. La izquierda criticó que el todopoderoso dedo de Sánchez señalara a Illa como candidato del PSOE a la Generalidad de Cataluña sin que dimitiera en Madrid de su cargo de ministro de Sanidad...y de Fernando Simón. Lo de Iglesias ha sido exactamente igual: para tratar de ganarsñe a Isabel Díaz Ayuso en las elecciones autonómicas de Madrid del 4 de mayo dio la campanada de la Puerta del Sol de su candidatura al sillón de la Real Casa de Correos, pero sin renunciar a su puesto en el Gobierno, a la vicepresidencia segunda. De la que dice, como Illa, que dimitirá cuando sean convocadas las elecciones en las que se puede comer una rosca como una castora, sobre todo después de la negativa del aniñatado Errejón a que "Más Madrid" vaya conjuntamente con Podemos en las papeletas del 4 de mayo.
A pesar de todos estos pesares, como ella ha dicho, "le debemos una" a Isabel Díaz Ayuso. Debería poner en su curriculum que por tirarse el rentoy de impedir que gane las elecciones, un personaje tan peligroso como Pablo Iglesias dejó de no dar golpe en el Gobierno. Y le debemos más cosas a Isabel Díaz Ayuso. Por ejemplo, la constatación de una de las grandes mentiras de Pedro Sánchez: que no podría conciliar el sueño si tenía a Iglesias en el Gobierno. A pesar de lo cual lo hizo vicepresidente y duerme a pierna suelta en el colchón nuevo que se compró para su sultanato de La Moncloa. Ahora Iglesias estará en todo lo suyo: en pensar paridas demagógicas y soltar frases provocadoras, sin dar palo al agua. Como la propia de "la derecha asesina". ¿Puede decir eso quien como responsable de las residencias de mayores durante la pandemia se le murieron a chorros los abuelos internados en los asilos. ¿Eso no es "la izquierda asesina?
¡Y lo que nos queda de escuchar sobre "la ultraderecha" de aquí a mayo, sin que nadie hable de "la ultraquierda"! La ultraizquierda asesina de la Ley de Eutanasia no existe: nadie se atreve a llamárselo. Pero haberla, como ven, hayla.
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