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ANTONIO BURGOS | EL RECUADRO


ABC de Sevilla,  2 de junio  de 2021
                               
 

Cárcel para los provida

Cuando con las manos aún manchadas de sangre y sin arrepentimiento sale de la cárcel un asesino de la ETA condenado, lo reciben en su pueblo poco menos que con banda de música, suelta de palomas, con vítores y aplausos, como un héroe. Y las víctimas de ETA tienen que presenciar el triste espectáculo de cómo es honrado el asesino de su marido, de su hermano, de su hijo, sin que nadie hable de concordia ni nada por el estilo. Venir de la cárcel es para un asesino y los vecinos de su pueblo como un alto honor, y a nadie empapelan por enaltecimiento del terrorismo, ya que para La Moncloa, como en su día Otegui, son "hombres de paz", sin cuyo apoyo a través de sus descendientes de Bildu les es imposible continuar en el poder. Y más ahora, cuando la jurisdicción sobre las cárceles ha sido transferida, como pago de una factura por ese apoyo, al Gobierno vasco. -

Los fiscales y los abogados del Estado hacen encajes de bolillos y billar legal a tres bandas para justificar los indultos que, también como pago de la factura por apoyarles para seguir en el poder, tarde o temprano beneficiarán a los políticos condenados y encarcelados por sedición en el golpe de Estado del 1-O. Se desprecia a los propios cimientos de la Justicia diciendo que eso no es venganza ni revanchismo, sino concordia y colaboración para la convivencia. Suena todo como un viejo cante que se quiere olvidar: "Dos corazones a un tiempo / están puestos en balanza,/ uno pidiendo justicia, /otro pidiendo venganza." La Justicia es pisoteada, comparándola con la venganza. Pagar una pena en la cárcel por querer acabar con la Constitución y con la cohesión del territorio patrio es, por lo visto, venganza y revanchismo. No importa que medio partido del PSOE y parte del otro medio estén contra la medida y se olvidan las propias palabras Sánchez sobre el cumplimiento integro de las penas impuestas por el Supremo a los golpistas separatistas del 1-O.

Pero en cambio para el "no matarás" que esgrimen los defensores de la vida frente al aborto no existe nada de esto. Para ellos no hay concordia, y el PSOE pide penas de cárcel para quienes "obstaculicen el derecho al aborto". Desde que acabar con una vida que empieza es considerado un derecho, todo es comprensible. Ante las actuales paradojas de la Justicia, las asociaciones defensoras de la vida del nasciturus y de los más elementales principios de la moral cristiana son reos de pena de cárcel, para lo que piensan modificar el Código Penal. Se está, parece, contra la vida en su comienzo y en su final. Acabar con ella en cualquiera de estos dos estadios es, por lo visto, un derecho. Es un derecho el aborto (y a lo mejor me estoy buscando la trena por negarlo) y un derecho poner fin a la vida por medio de la eutanasia, una forma de suicidio asistido como otra cualquiera que a algunos hasta nos suena a asesinato o por lo menos a homicidio. Pues esto es lo que hay. Vítores para los asesinos etarras e indulto para los golpistas separatistas y cárcel para los defensores de la vida. Y No Passssa Nada.

 

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