>   

 

  


ANTONIO BURGOS | EL RECUADRO


ABC de Sevilla,  19 de junio  de 2021
                               
 

Cómo se salvó el Puente de Triana

Qué bien le viene a la constante e imparable destrucción de Sevilla el verso del poeta: "Se canta lo que se pierde". Ahora no nos podemos imaginar cómo Sevilla no protestó cuando los derribos acabaron con todos los edificios nobles e históricos de la Plaza del Duque. Pero si pensamos en cómo Sevilla ha callado ahora ante la destrucción del ambiente señorial de las casas regionalistas de La Palmera y no ha rechistado hasta que la cuestión ya no tenía remedio y se habían cargado la armonía del conjunto, podemos hacernos una idea de lo que pasó con El Duque. Por la misma alteración de La Magdalena, desnaturalizada, nadie ha protestado ahora, e incluso ha surgido el habitual sevillanito más rancio que el tocino de Casa Marciano que por dárselas moderno dice:

-- Esto está pressssioso.

Si pensamos en las barbaridades que se han hecho, vemos que es un puro milagro que permanezca en pie esta Sevilla que, como un sueño, queremos y admiramos. Algo así ocurrió con el Puente de Triana. ¿Usted sabe que hubo un tiempo en que se pensó demoler el puente de Triana, cerrado al tráfico, y nadie protestó, porque a la gente le parecía lo más natural? Lo conté en 2014, en un artículo que se titulaba "Los ojos del puente". Dije entonces: "Hubo un tiempo en que Triana estuvo a punto de quedarse ciega, sin ojos en su puente. Aquello se movía más de la cuenta cuando iban o venían los pasos de palio o los autobuses del Tardón. Se comprobó que el puente estaba en ruina y a pique de un repique. De "colapsarse", como dicen los ingenieros y arquitectos cuando un edificio o una obra pública, ¡cataclás!, se derrumban de golpe. Y fue entonces cuando quisieron desmontar el puente de Triana y hacer uno nuevo. Tal como suena. Quisieron cargarse el puente como los palacios de la Plaza del Duque. Menos mal que al ingeniero de Obras Públicas don Manuel Ríos Pérez se le ocurrió defender el puente y decir que con sustituir el tablero, y que no cargara sobre los ojos ni sobre los arcos, bastaba. Y así fue. Los ojos del puente son ahora puro ornamento. El tablero nuevo de Ríos, como el de cualquier puente, es el que trabaja sin apeos, de orilla a orilla, como la letra de una sevillana. Los ojos del puente lloraron de emoción cuando supieron que Ríos los salvaba. El ingeniero-oculista Ríos le hizo el favor del siglo al río, al puente y a Triana, salvando sus ojos. Espero que la ciudad desmemoriada se lo reconozca públicamente un siglo de éstos."

Como ha explicado Javier Rubio mejor que yo pueda hacerlo, Manuel Ríos, entonces un joven ingeniero de Caminos, se le ocurrió sustituir el tablero del puente en vez de demolerlo y sustituirlo por un nuevo paso de hormigón pretensado. Ríos fue el encargado de la dirección de las obras para apear los arcos característicos de la carga del tablero y la sustitución de éste por uno nuevo de acero especial autoportante apoyado en dos vigas de cajón salvando la luz del río de lado a lado con el pilar central. El puente se salvó y un siglo de éstos, el XXI, Sevilla, agradecida, le ha dedicado a Manuel Ríos con toda justicia una plazoleta junto a su puente de Triana.

 

Correo Correo Si quiere usted enviar algún comentario sobre este artículo puede hacerlo a este correo electrónico

         

 

 

                                      Correo Correo            

Clic para ir a la portada

¿QUIÉN HACE ESTO?

Biografía de Antonio Burgos


 

 

Copyright © 1998 Arco del Postigo S.L. Sevilla, España. 
¿Qué puede encontrar en cada sección de El RedCuadro ?PINCHE AQUI PARA IR AL  "MAPA DE WEB"
 

 

 


 

Página principal-Inicio