ANTONIO BURGOS | EL RECUADRO


ABC de Sevilla,  5 de julio  de 2021
                               
 

Aire contra velas

Hay en Sevilla un sitio donde, en pleno verano, con los termómetros callejeros señalando casi los 40 grados, hace más frío que en Matacanónigos en pleno mes de enero. Es la puerta de salida del Duque del Cortinglés, con su cortina de helado aire acondicionado que cae del techo y que establece como una protección para que no entre el pedazo de calor y de solanera que hace en la plaza. Para desgracia de señoras que vienen de la peluquería. El aire acondicionado casi glacial cae con tal fuerza, que deshace los peinados y adiós, el dinero que se acaban de gastar con Carmelita, porque las peluqueras de toda la vida siempre se llaman Carmelita, no sé por qué. Ya que este año no hay velas en las calles, ni siquiera los toldos de La Campana, irse a la puerta del Cortinglés del Duque no es mala forma de combatir las calores del verano. Demasiado expuesta. Correr el riesgo de coger una pulmonía como vengas sudando desde la calle.

Pero quitando el Cortinglés, el comercio de las calles del centro le va a hacer este verano un favor grande a los sevillanos. Ya que el microclima de la sombra y de evitar las grandes calores no lo crean las velas, se le acerca bastante el fresquito que sale de las tiendas que tienen un buen aire acondicionado. Ni en Sierpes ni en Tetuán hay velas, pero sí el fresco del aire acondicionado que sale de las tiendas. Tú te pones en la puerta de una tienda grandecita de las grandes cadenas de confección y te da un fresquito que, vamos, no es que estés en el paseo marítimo de Marbella, pero la calor sí que te la atenúa. A falta de velas, el fresco del aire acondicionado que sale de las tiendas forma como un microclima. Fugaz, pero entre unas y otras yo creo que rebajan algunos grados el calor, como hacían los toldos que este año no existen para sonrojo de los que confían en el buen hacer del Ayuntamiento.

Y hay que agradecer al comercio de las calles del centro que hagan esta colaboración con el bienestar de los sevillanos costándole el dinero de su bolsillo. Aquí no hay problemas de concursos de adjudicación ni trabas burocráticas. Aquí cada comercio paga la energía eléctrica de su aire acondicionado y es tan generoso, además, que no cierra la puerta, sino que la deja abierta, para que el airecito sea como un reclamo para entrar. Al precio que se ha puesto la luz, ¿cuánto se gasta el comercio sevillano, con la de problemas que tiene, con el mantenimiento del aire acondicionado que está hogaño haciendo las veces de microclima a falta de velas?

Y hago este elogio de los aires acondicionados de los comercios del centro porque la ausencia de las velas les ha dado una buena puñalá. Dicen que por las tardes no hay quien vaya de comprar al centro, por la calor que hace. Y ya leyeron cómo se están renovando las grandes superficies como Nervión Plaza, Los Arcos o el "outlet" del aeropuerto, donde la gente se va a echar la tarde con aire fresco asegurado. Por eso defiendo al comercio tradicional del centro, tan generoso que refresca las calles con el microclima de su aire acondicionado gratis total.

 

 

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