ANTONIO BURGOS | EL RECUADRO


ABC de Sevilla,  28 de julio  de 2021
                               
 

Olimpiada invisible

Le dije:

-- Hay que ver esta vez qué poca repercusión está teniendo la Olimpiada.

-- ¿Qué Olimpiada?

-- Ahí tienes la respuesta.

Ni Munich, ni México, ni Los Ángeles, ni Atenas ni por supuesto Barcelona, aquello que fue como un sueño colectivo y que nos hace pensar ahora, contradictoriamente, que Don Felipe VI, entonces Príncipe de Asturias, paseaba el Estadio Olímpico como abanderado de España y no lo pitaban, ni Convergencia distribuía silbatos para que le silbasen, ni lo abucheaban, sino que la Infanta Doña Elena se daba una pechada importante de llorar, emocionada, al verlo. Pensar la distancia que va de aquella Barcelona olímpica de 1992 a la de hoy sí que es para llorar, más que Doña Elena entonces. No digo ya que cualquiera es el guapo que saca ahora a Don Felipe de abanderado de nuestra delegación, sino la propia bandera de España, la de todos, incluidos los catalanes que la queman como símbolo del "Estado opresor" que con dinero público les paga las fianzas a los sediciosos independentistas indultados, para que no tengan que volver a la cárcel ni les embarguen sus bienes.

Será por las distancias, o por las horas cambiadas, que hay que levantarse para ver las pruebas interesantes como quien va a ver las cofradías de Madrugada, pero o estoy equivocado o los presentes de Tokio son uno de los Juegos Olímpicos recientes que menor repercusión están teniendo en los medios informativos. Ni conocemos a la mitad de las estrellas participantes e incluso hay deportes que han sido admitidos como olímpicos que ni siquiera sabemos cuáles son. Cualquier torneo de fútbol de medio pelo levanta siete mil más expectación que la Olimpiada de Tokio. Que parece que tiene una errata: Tokio 2020. No, no es una errata. Es el empecinamiento en celebrar lo que no puede ser y además es imposible. Si se suspendió la Olimpiada en el verano pasado por la pandemia en curso, bien suspendida estaba. Y no hubiera pasado nada si no se hubiera celebrado tampoco este verano y hubiera quedado amortizada.

Y sin público. En España hemos tenido una Liga de Fútbol sin público en los estadios, como ahora los Juegos Olímpicos de Verano, y han despertado interés y hasta apasionamiento. ¿Pero en Tokio? Es que está celebrándose una Olimpiada sin público...hasta delante de los televisores, y eso que las cadenas compiten a ver cuál de ellas le echa al asunto más centenares de horas y tiene allí a más docenas de enviados especiales para informar. ¿Para informar de qué? ¿De que España no está haciendo papel relevante alguno, frente a aquellos otros tiempos en que encabezábamos el medallero? Hubo en Japón un movimiento de opinión para que se suspendiera la Olimpiada y no les faltaba la razón, que el tiempo les ha dado a los negacionistas. "Con la que está cayendo", como se dice en Tertulianés, no es tiempo de Olimpiadas. La mejor Olimpiada hubiera sido gastar ese dinero en vacunar a toda la población mundial. Y encima ni siquiera está nuestro popularísimo Nadal...

 

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