ANTONIO BURGOS | EL RECUADRO


ABC de Sevilla, 21 de febrero  de 2022
                               
 

Carteles sin mamaracho

Esta vez han puesto los bueyes ante que la carreta de mi prima, que tiene los madroños grana. El miércoles don Ramón Valencia presentará los carteles taurinos que ha cerrado la Empresa Pagés para la temporada de 2023, Feria de Abril (que será en mayo) y San Miguel, y que chorrean sevillanía, con seis tardes, seis, de Morante de la Puebla, y con Juan Ortega y Pablo Aguado, jóvenes figurones en los que la afición tiene puestas todas sus complacencias y esperanzas. Y se da una circunstancia que no quiero pasar por alto y que bien merece unas frases de recuerdo y afecto, cual es el debú del hierro de El Parralejo como corrida de toros en el coso del Arenal. ¡Lo que no hubiera dado Pepe Moya por ver una corrida de toros suya anunciada en los carteles! ¡Con la ilusión que se lo estaríamos comentando los que tuvimos la honra de ser sus amigos! Espero que los toros del Parralejo salten al ruedo con divisa negra, en memoria del ganadero que tanta dedicación, esfuerzo e ilusión dedicó a ese hierro, con el que triunfó en tantísimas novilladas, de forma que no han faltado en ninguna de las ferias importantes.

El miércoles don Ramón Valencia, pues, presenta los carteles. Pero no está el cartel. Siempre los curiosos duales de Sevilla. La temporada taurina de Sevilla tiene unos carteles y un cartel. Los carteles son los de toros y toreros que cierra la Empresa Pagés y el cartel es la (presunta) obra de arte que encarga cada año la propietaria de la plaza, la Real Maestranza de Caballería, a un artista de renombre internacional para que anuncie "Toros en Sevilla", que es como reza siempre la leyenda de esa pintura. Donde las ha habido de antología, como la de la mosca en el yogur que descubrió el difunto capataz Luis León, la del pinchito de toro, la del chuletón de Ávila, la del torero asomado al burladero del TBO y para qué voy a seguir contando...

La costumbre era que la Real Maestranza presentaba el cartel digamos artístico, y luego, al cabo de las semanas, la empresa daba a conocer las combinaciones de toros y toreros que habrían de ir bajo la pintura de ese cartel. Pero este año no será así, sino al revés. Este año tendremos primero los carteles, y luego el Real Cuerpo presentará, a mediados de marzo dicen, la obra de arte que ha encargado para este año, y sobre la que mantienen el habitual secretismo: nadie sabe qué artista lo ha pintado ni cómo es, hasta que se presenta. A lo tonto, a lo tonto, la Real Maestranza está juntando una buena colección de pinturas de artistas de talla y renombre universales: no lo niego y por el contrario lo proclamo. Pero no me negarán que desde el punto de vista taurino y de los gustos de la afición, no me falta quizá la razón cuando cada año califico esa obra de "mamarracho". Seré un inculto, lo sé, pero esos carteles me parecen inapropiados para Sevilla. Lo que no sé es la razón de la tardanza de hogaño. Sí, ya sé lo que dirá un guasón:

--Todo esto lo hace la Maestranza para fastidiar a Burgos, para que este año deje a sus lectores si su tradicional artículo sobre el cartel del mamarracho o el mamarracho de cartel.

 

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