Rafael Montesinos dejó de escribir en Sevilla por culpa del IVA. Parece extraño, pero así es la pequeña historia de la sociología literaria sevillana. Montesinos venía publicando en ABC de Sevilla su nostálgica sección "Diálogos por la acera izquierda de la Avenida", cuando la Avenida tenía aceras, si hará tiempo. Pero vino la ley del IVA, con el Montoro desagradable de turno, y le obligó a que si quería seguir escribiendo en ABC aquellos deliciosos y evocadores textos semanales ahora reunidos en "Los años irreparables y otras prosas autobiográficas" editadas por Rafael Roblas Caride, tenía que pagar el IVA. Con todo el papeleo que suponía. Tenía que darse de alta como autónomo y cada trimestre que presentar ante Hacienda el impreso correspondiente de liquidación por el valor añadido cobrado cada mes por su valiosísima colaboración. ¿Qué más valor añadido quería Hacienda que la belleza de los textos nostálgicos de Montesinos? Pues nada: la burocracia es la burocracia. Y eso que desde ABC trataron de echarle al bueno de Rafael todas las manos administrativas para no quedarnos sin el tesoro de sus textos. Pero no pudo ser. Un poeta no es una máquina de recaudación, como creía Hacienda, y de ello estaba Montesinos completamente convencido. Por lo que, con gran dolor de su corazón y sentido de la ausencia de sus lectores, terminaron para siempre aquellos paseos literarios por la Avenida. -
Me he acordado de la jangá que la jugó el IVA a Montesinos y a sus miles de lectores en ABC cuando he visto con satisfacción los dos varapalos, dos, que ha recibido casi simultáneamente el IVA, ese impuesto tan antipático que nos convierte a todos en recaudadores, en ventanilla fiscal de nosotros mismos y ahora, encima, a través deL ordenador y por telepago, más difícil todavía; esto sí que no lo hubiera aguantado la dignidad de Montesinos.
Ese IVA que nos da tantos golpes ha sufrido dos severas y serias derrotas sevillanas. Empezando por la de las sillas y palcos de Semana Santa, por los que ya no habrá que pegar más el 21 por ciento de IVA en sus abonos, tras los recursos llenos de razón del Consejo de Cofradías. La carrera oficial no es la Pasalera Cibeles y lo que transcurre por ella no es un cortejo cultural, deportivo o recreativo, sino un acto de fe colectiva. Y no se puede cobrar IVA por la fe, viene a decir la resolución del recurso. Que, por fin, reconoce que las cofradías son estaciones de penitencia, actos de religiosidad popular sevillana, proclamaciones de fe en la ciudad hecha templo. Vamos, que cobrar el IVA por ver las cofradías es como pagarlo por ir a misa. No caben, pues, esas antiguas denominaciones de "desfiles procesionales" referidas a las estaciones de penitencia. De desfile, nada; eso lo dejamos para el Día de las Fuerzas Armadas. Devoción y emoción en nuestras sillas de toda la vida o en el palco que heredamos de nuestros abuelos. Y al mismo tiempo que el golpe que le ha dado al IVA al Consejo de Cofradías, el que ha promovido el Círculo Mercantil para que no lo abonen los socios de los clubes sociales en sus cuotas. No se lo digan a nadie, pero para mí que todo es una póstuma venganza de Rafael Montesinos contra el IVA, desde la eterna nostalgia de su cielo sevillano.
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