ANTONIO BURGOS | EL RECUADRO


ABC de Sevilla,  6 de julio  de 2023
                               
 

Aparcar en el aeropuerto

Una vieja reivindicación, cuya petición se repite cíclicamente, es la conexión del aeropuerto de San Pablo con la estación Santa Justa, bien por la ampliación del tranvía, bien por un ramal del tren de cercanías que rodea a Sevilla, con el que, por ejemplo, te puedes montar en San Bernardo para ir a Utrera o a Lora del Río. En San Pablo, al que por cierto no han vuelto a intentar cambiarle de nombre por el de Velázquez, han hecho importantes obras de ampliación de la terminal, mejorando lo que dejó construido Rafael Moneo, que no es que le saliera precisamente una obra maestra. Se han gastado millones en las salidas y en las llegadas, pero todavía tienes que pasar por esa cuesta abajo estrechísima, como de la "mangá" del embarque del ganado, cuando llegas a Sevilla. Igual que la impresión del aeropuerto cuando te vas es impresionante, con aire de una gran mezquita, la de la llegada es de pena. Parece que hubieran querido hacerlo así para que la gente se fuera pronto por los arcos como califales de las salidas y en cambio te llevaras una mala impresión al llegar, que en esta ciudad hay que estar poco tiempo.

Pero hay una reivindicación igual de necesaria que la conexión con Santa Justa, de la que nadie habla: los aparcamientos en el aeropuerto de San Pablo. Es más fácil aparcar en la calle San Pablo, en el estacionamiento subterráneo del edificio antiguo de Galerías Preciados, hoy Corte Inglés, que en el aeropuerto de San Pablo. Se amplía el interior a lo grande, pero las plazas de aparcamiento siguen siendo las mismas que cuando se inauguró para la Exposición Universal de 1992 y no había esta cantidad de líneas aéreas y de conexiones que existe hoy (78 rutas directas, de las que 18 son a ciudades españolas y otras 60 europeas y del norte de África), sino que todos eran los pocos vuelos de Iberia. Proyectaron muchos mostradores de facturación, todos los que hacen falta ahora, pero no unos aparcamientos cómodos y cercanos. Sí, ya sé, hay uno de bajo costo para largas estancias, pero está más cerca del Parque Alcosa que de los mostradores de facturación o de la recogida de equipajes. Los mejores y más cómodos y cercanos sitios están reservados para las empresas de alquiler de coches, y tienes que dejar el tuyo, si es que hay sitio, en la tercera planta de un edificio que está bastante alejado de las salidas y donde tienes que dar más vueltas que un tonto por las rampas de subida y bajada, que me recuerdan a las escaleras del Museo Guggenheim de la Quinta Avenida de Nueva York.

Hay un problema de conexión con el aeropuerto, cierto, que es una maravilla cuando llegas a Madrid y desde la estación de Atocha sale un metro directamente a Barajas. Pero allí, si vas con tu coche, no tienes el problema de San Pablo, que puedes perder el vuelo si no vas con antelación para encontrar sitio donde dejarlo y, si vas a recoger a alguien, hace media hora que ha llegado cuando por fin encuentras un huequecito en la última planta de un estacionamiento que parece como hecho a la mayor gloria de los coches de alquiler.

 

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