Tiene la Catedral muchos secretos que desconocemos los que no somos calonges de su Cabildo Metropolitano, o conservadores de su fábrica, o estudiosos de su Historia Uno de ellos es el cuerpo de San Fernando, cuya urna se abre a la veneración de los fieles el día de su Fiesta, el día de la Toma de Sevilla, 23 de noviembre, San Clemente, y el 14 de mayo, aniversario de su traslación a la urna de Laureano de Pina. Cuentan las crónicas que el día que murió San Fernando, el 30 de mayo de 1252, olían como nunca los jardines del Alcázar. Que fue enterrado entre ricas telas arabigoandaluzas, y que en su tumba pusieron un epitafio en todas las lenguas de aquellas culturas que había hecho coexistir en Sevilla. San Fernando ha tenido durante unos años muy mala prensa. En la fiesta de moros y cristianos en que algunos quisieron convertir la Historia de Andalucía, haciendo una burda caricatura, San Fernando era el invasor, el que mandó a las islas de Guadalquivir a los moros que no se quisieron ir. Habíamos convertido a San Fernando en Guerrero del Antifaz, pero en clase de malo de la película. Nada más incierto acerca de la obra de aquel gran rey de Castilla que abrió Andalucía a Europa y a su civilización cristiana.
En 1993 el historiador Carlos Ros, rastreador de secretos de Sevilla, alertó del riesgo de consunción que corría el cuerpo de San Fernando. Y se encargó al entonces rector de la Universidad de Cádiz, al doctor José Luis Romero Palanco, catedrático de Medicina Legal, un estudio sobre el cuerpo del Santo Rey. Observó Romero Palanco un deterioro originado por las que Megnin llamó «las cuadrillas de obreros de la muerte», oleadas de insectos que actúan sobre los cadáveres y que atacan los tejidos momificados. Pero nada preocupante ni de destrucción inmediada, aunque me dijo una frase que aún recuerdo: "Las momias no son eternas".
Pero se conservan divinamente, por algo estamos hablando del Santo Rey. El Cabildo Catedral le encargó en enero de 2023 un estudio completo y médico forense del cuerpo incorrupto del Fernando III al equipo dirigido por el doctor José Cabrera Forneiro. Las conclusiones de la autopsia, que ha durado varios meses, se entregaron en un informe el pasado 30 de mayo señalando que los restos de San Fernando siguen en el mismo estado que hace 40 años, cuando lo estudió Romero Palanco, «lo que resulta muy tranquilizador». Al cuerpo de San Fernando le acaban de hacer exploración visual general pormenorizada, un estudio radiológico completo, analítica total de microorganismos y un estudio de las condiciones del entorno (temperatura y humedad relativa). Han deducido que su estado óseo y el resto de tejidos analizados «ha cambiado mínimamente o nada desde que en 1993 fuera explorado y conservado por el equipo al que hace 40 años se le encomendó tal tarea». Concluye el informe: «No hay rastros de ácaros, hongos y las bacterias presentes son meramente testimoniales no afectando para nada a la conservación». O sea, qie San Fernando está hecho una rosa, igual que hace 40 años. Por él no pasa el tiempo. A ver si para celebrarlo volvemos a hacer fiesta su día del 30 de mayo, hombre...
Correo
Si quiere usted enviar algún comentario sobre este artículo puede hacerlo a este correo electrónico
