ANTONIO BURGOS | EL RECUADRO


ABC de Sevilla,  26 de julio  de 2023
                               
 

El feijoismo

Recordarán que en vísperas del amargo domingo 23 de julio en que Feijóo perdió ganando y Sánchez ganó perdiendo (las cosas tan raras que pasan en la política española), y los grafistas de la prensa en papel o en Internet tuvieron que coger la goma de borrar para pintar de rojo los trozos del mapa nacional, regional o provincial que habían puesto de azul berrechinoso tras el 28 de mayo, mi dilectísimo compañero de página Ignacio Camacho y servidor, que solemos mantener correspondencia a la antigua usanza a través las nuevas tecnologías, sin pluma, tintero ni papel, nos preguntábamos cómo había que llamar al sistema político que presuntamente impondría Alberto Núñez Feijóo tras su entonces cantada victoria en las elecciones generales.

Dijimos que si todas las barbaridades que había hecho Pedro Sánchez Pérez-Castejón en la presidencia del Consejo de Ministros del Gobierno del Reino de España habían sido llamadas "sanchismo", por su primer apellido, lo que hiciera o hiciese Alberto Núñez Feijóo desde el poder habría de ser conocido por "nuñismo". Pero Feijóo es de las personas que parece que no tienen primer apellido, generalmente para mosqueo de sus padres y orgullo de sus señoras madres. Así que lo del "nuñismo" no funcionaba. Pensamos entonces en Felipe González Márquez, cuya acción política fue nombrada y es todavía recordada como "el felipismo". En tal caso, Feijóo tenía que llevar a cabo la praxis del "albertismo". Que tampoco sonaba. Sonaba a marinero en tierra, a Puerto de Santa María, a arboleda perdida, a Rafael Alberti. De todo lo cual colegimos que no había más remedio que hablar del "feijoismo", aunque sonara a plato nacional brasileño o a huerto de su Galicia natal.

Y con "feijoismo" nos quedamos, como España quedó sentenciada a sanchismo Frankenstein Punto Dos con las elecciones generales del pasado día 23. Yo me creía entonces que en estos días post-electorales, de pactos y aritméticas de investidura, íbamos a estar todo el santo día, de los noticieros radiofónicos del alba a las tertulias políticas de madrugada, hablando de las andanzas y venturas del feijoismo en su arranque en el poder, tras la investidura.

Bueno, pues me dice mi "carissime dilectisimeque" Ignacio Camacho, que algo de bueno habría de tener el pellejazo electoral del 23-J: librarnos de neologismo tan feo como "feijoismo". ¿Nos hemos librado? ¿De verdad? ¿O ahora, en la larga e imprevisible aventura de las negociaciones para la investidura es cuando vamos a hablar de feijoismo frente a sanchismo? ¿No saldrán otros hablando del "ayusismo", como las voces que se oyeron ante la marquesina de la calle Génova en la noche electoral, donde no quiero ni pensar la cantidad de botellas de cava que quedaron por descorchar, ya enfriadas y todo? ¿O en vez de "ayusismo" romperemos en "isabelismo", que suena a cornucopia y a salón entelado de damasco rojo? ¿O sacarán el "juanmaismo"? Queramos o no, habrá que seguir hablando del feijoismo porque el inmediato futuro está bastante feo.

 

Correo Correo Si quiere usted enviar algún comentario sobre este artículo puede hacerlo a este correo electrónico

         

 

 

                                      Correo Correo            

Clic para ir a la portada

¿QUIÉN HACE ESTO?

Biografía de Antonio Burgos


 

 

Copyright © 1998 Arco del Postigo S.L. Sevilla, España. 
¿Qué puede encontrar en cada sección de El RedCuadro ?PINCHE AQUI PARA IR AL  "MAPA DE WEB"
 

 

 


 

Página principal-Inicio