ANTONIO BURGOS | EL RECUADRO


ABC de Sevilla, 7 de septiembre  de 2023
                               
 

María Teresa Campos y Sevilla

Quizá la haya, pero no he conocido a ninguna malagueña tan sevillana como María Teresa Campos. Ojalá los tradicionales y estériles enfrentamientos entre Málaga y Sevilla fueran superados por muchos tal como lo hacía María Teresa Campos. La nuestra era como su segunda ciudad, y en algunos casos, la primera. Intuyo que tenía casi más amigos en Sevilla que en Málaga. Lo suyo me recordaba lo de Hemingway en La Habana: "El daiquiri en Floridita y el mojito en la Bodeguita del Medio". Lo de María Teresa era algo así con respecto al almanaque anual: "La Semana Santa en Málaga y la Feria en Sevilla". No faltaba a sus balcones de hotel alquilados de un año para el otro para ver las cofradías de su Málaga, pero tampoco se le echaba en falta una sola Feria de Sevilla ni un gran acontecimiento de nuestra ciudad, que divulgaba y animaba.

En sus largos años de "reina de las mañanas" de la televisión, fue una gran propagandista de Sevilla. Quizá más que de Málaga. No había personaje sevillano al que no llevara a su programa, ni asunto de nuestra tierra que no tratara, en su invención de las tertulias políticas en la televisión. Las tertulias políticas de la radio las creó Alejo García en Cadena Ibérica, con el programa "La espuela" que con sintonía de música de Ennio Morricone hacía con Carlos Dávila y Ramón Pi. María Teresa Campos le vio la punta al invento, y lo llevó inmediatamente su programa matinal de televisión, al que lo mismo iba un político que un novelista premiado.

He hablado de la radio, y esa fue la procedencia de María Teresa Campos. Muy joven fue jefe de informativos de Radio Cadena Española, en los años de la Transición en que eran liquidadas muchas de las emisoras públicas al llegar la libertad de información y el fin de la dictadura del "parte" obligado de Radio Nacional de España. Quiero decir que aunque se ha querido presentar a María Teresa como pionera de la televisión rosa del corazón, amable, simpática, complaciente, nada polémica, su verdadero inicio fue la información política en los apasionantes tiempos del cambio de régimen.

Y Sevilla... Tenía una especial predilección por nuestra ciudad. Algunos sevillanos tuvimos el honor y la suerte de ser sus amigos. Nos cuidaba y sentíamos cerca siempre, aunque estuviera en Madrid, el latido de su amistad y su admiración. En cuanto llegaba la primavera, María Teresa llegaba a Sevilla como un rito, con su familia, y nada de la Feria le era ajeno. Ese Hotel Alfonso XIII fue muchas mañanas plató de su programa para toda España. Se la esperaba en las casetas de sus amigos, entre ellos los dos quizá más grandes, Curro Romero y su mujer, Carmen Tello. No le faltaba nunca a la puerta del hotel el coche de caballos de un amigo para pasear por la Feria, para seguir nuestros ritos, que vivía como propios, para vestirse de flamenca. Se le sentía feliz en nuestra tierra, lejos de los platós y estudios de Madrid. En honor de la gran profesional que se nos dejó, que tantas veces me honró con los detalles de su amistad, evoco en su memoria el título de uno de sus programas en esta época de su vida: "!Qué tiempo tan feliz!".

 

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