ANTONIO BURGOS | EL RECUADRO


ABC de Sevilla, 17 de septiembre  de 2023
                               
 

Soy un golpista

Por conveniencia de Sánchez y de su nueva investidura Frankistein, el del flequillo y el palacio en Waterloo que huyó en un maletero de la Justicia de la España de la que se quiere separar, no es un golpista. Ni lo que dio aquel 1-O fue un golpe de Estado, una versión de bolsillo del Estat Catalá de Companys. Lo que hicieron las hordas de los CDR poniendo a Barcelona en llamas no fue generalizar aquel golpe de Estado. Ni los llamados Yordis, ni Omnium Cultural, ni los que agredieron a las fuerzas de seguridad, nadie, absolutamente nadie, dio un golpe de Estado. Esas son fantasías que se ha inventado la derecha, goyescos sueños monstruosos que produce la foto de la Plaza de Colón (que por cierto era catalán). En resumen: que nunca hubo golpe de Estado independentista en Cataluña contra la unidad de Escaña, contra la Constitución de 1978, contra la Monarquía Parlamentaria, contra el Gobierno de Madrid y nada más lógico que amnistiar algo que no ha existido.

En cambio el que según el Gobierno en funciones ha resultado ser un golpista de mucho cuido es José María Aznar. ¿Pues no que se le ocurrido decir que "la amnistía está expresamente excluida de la Constitución", cuando es precisamente la llave para la resolución definitiva del "conflicto catalán"? Eso es golpismo puro, enfrentar a unos españoles contra otros, creer que todos los territorios y los ciudadanos de España tienen los mismos derechos ante la ley. ¿Pero cómo se puede decir que no se debe aplicar la amnistía por anticonstitucional, cuando es la llave para solucionar todos los problemas territoriales de España?-

Pues si todo lo que hasta aquí llevo dicho (con la ironía que supongo han adivinado) es el catecismo para que Sánchez consiga la investidura gracias a los cuatro votos que le faltan a Feijóo, como no creo tampoco en nada de eso, soy un golpista como Aznar. Es más: somos once millones de españoles los golpistas que hemos votado lo mismo que ha dicho Aznar.

Si creer que en España que no se puede entregar la llave del gobierno de la nación a los separatistas y a los partidos neocomunistas, filoetarras y radicales que quieren acabar con ella, con la separación de poderes y con su sistema constitucional de libertades, soy un golpista. Y a mucha honra.

Si pensar que el Partido Socialista de González y Guerra no tiene nada que ver con esta máquina de destruir España y su economía, que sigue no obstante llamándose PSOE, pero en el que todo se hace ahora no por el bienestar e igualdad de los españoles, sino para la perpetuación de Sánchez en la Moncloa, soy un golpista.

Si defender que de ninguna forma hay que revisar la Constitución sobre la forma de Estado y someter a referéndum la Monarquía Parlamentaria que nos dimos en 1978, soy un golpista.

Si no se admite que tras la amnistía hay que seguir cediendo ante los separatistas catalanes y ante los vascos herederos de la ETA, y hacer un referéndum en aquellas tierras, no en toda la nación, sobre el futuro de esos trozos de la mejor España, soy un golpista.

Y si decir Viva España, Viva la Constitución y Viva el Rey es golpismo, soy un golpista. Como más de once millones de votantes que vamos a tener que seguir sufriendo el sanchismo y la destrucción de España.

 

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