Se están dado situaciones tan insólitas en esta España embarrada que nos ha tocado vivir que nos parecen normales los hechos más absurdos. Por ejemplo, que cuando el Rey realizó su primera ronda de consultas con todos los partidos para proponer un candidato a la presidencia del Gobierno, hubiera algunos que se negaran a ir a La Zarzuela. Según la Constitución, España es una Monarquía Parlamentaria, pero esos partidos no aceptan ni la figura ni el papel del Rey, y brillan por su ausencia en los contactos previos a la investidura. Y No Passsa Nada. Nos parece lo más natural, que ni ERC, ni Jutns, ni EHBildu, ni el BNG acudan a la audiencia con Don Felipe VI para comunicarle su posición ante la investidura.
En el caso de Feijóo fue más natural en la primera ronda de consultas. El Rey recibió a los secretarios generales del PP, del PSOE, de Vox, de UPN, de Sumar, del PNV y de Coaliciòn Canaria. Esto es, que Don Felipe VI escuchó en la voz de los principales responsables de esos partidos cuál iba a ser la posición de cada uno en la votación de Feijóo como presidente. No tenía que confiar en las promesas de nadie, sino que por sí mismo oía lo que habría de ocurrir, y así ocurrió.
Pero en la segunda ronda de consultas que comenzó ayer la cosa es distinta. Sánchez le dirá al Rey que cuenta con el apoyo de los partidos que no se han dignado visitarle, ni en la primera ronda de consultas ni en esta segunda, según es tradición de las ofensas a la Corona que aquí aceptamos como naturales, sin que nadie haya protestado de que hayan dicho que "no tienen nada que decirle al Rey". Y si es así, si ni ERC, ni Junts, ni EHBildu, ni el BNG le han dicho personalmente al Rey lo que piensan votar en la investidura de Sánchez, ¿cómo sabe Don Felipe VI que eso es verdad y no tirarse un rentoy el candidato de apoyos con los que no cuenta en firme, porque "no pueden ser y además son imposibles", porque dependen de asuntos que traspasan la línea roja de los preceptos de la Constitución, cual la amnistía, el referéndum, la autodeterminación o la independencia de Cataluña, por no hablar de los miles de millones de euros que quieren que se les condonen por la cara, después de haber hecho desaparecer del Código Penal el delito de sedición y la malversación?
¿Se fía el Rey de la palabra de Sánchez de que cuenta con todos los apoyos republicanos de los partidos que no se han dignado aparecer por La Zarzuela para despachar directamente con el soberano? Y no sólo el Rey, sino todos los españoles. ¿Nos fiamos los españoles de que es legalmente posible todo lo que Sánchez y sus negociadores han prometido que van a hacer para asegurase el respaldo de los votos de esos partidos separatistas, filoterroristas, comunistas y antisistema sin que afecten para nada a la Constitución? Tendremos una segunda investidura basada en la palabra de Sánchez. Ya sabe usted: el que con tal de permanecer en el poder es capaz de romper a España y dice ahora todo lo contrario que afirmaba hace cinco minutos, artista supremo de las mentiras. A lo mejor su investidura apoyado por los independentistas catalanes es una de ellas.
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