Mucho antes de estas rebajas del Tío Paco de los bajamientos de pantalones del Estado ante los separatistas para cuadrar los números de la investidura de Sánchez, es curioso recordar cómo para complacer a los independentistas y soberanistas se les fue quitando el adjetivo de "nacional" a muchos organismos. De milagro sigue existiendo la Lotería Nacional o Radio Nacional, porque, por ejemplo, el Servicio Meteorológico Nacional desapareció como tal, y su nombre fue sustituido por la AEMET, Agencia Estatal de Meteorología. Pues bien; la AEMET, la que muchas veces no descubre lo negro que viene por allí y la DANA que nos va a caer en todo lo alto, predice que prácticamente está terminado este larguísimo y tórrido verano que ha llegado hasta el otoño y comenzó en primavera, el periodo más caluroso y seco desde que existen registros de temperaturas y de lluvias.
Que se haya acabado ahora ya de verdad el verano nos trae la esperanza de que pueden venir las lluvias que predice la AEMET y paliarse así en parte la sequía que ha encendido las luces rojas de las alarmas de posibles restricciones de agua a la vista, como han padecido ya en tantos pueblos. Ojalá llueva no café en el campo, sino agua lenta, mansa, suave, persistente, de la que cala, de la que forma escarnecías hacia los arroyos y los ríos. Algo paliará esta especie de siete plagas de Egipto que tenemos encima, entre la situación política, la económica, la laboral y las guerras en el mundo.
El fin de las calores traerá algo muy positivo para el buen gusto del paisaje urbano y humano. Con el fin de las calores se van las chanclas, los tíos en pantalones cortos, las camisetas de tirantas con los sobacos fuera, la mamarrachez indumentaria que invade a Sevilla desde el Corpus a Tosantos. Dicen que ahora vendrá el turismo de calidad, el que debemos buscar con los vuelos directos con Nueva York, el que aseguran que de verdad deja dinero, no el de los precios baratos de las ofertas de los paquetes de las despedidas de soltero y sus ordinarieces. El cambio de armarios traerá también un alivio para la vista en las calles de esta Sevilla donde la gente cada vez vestida peor. Habrá muchas tiendas de ropa y de confección, hijo, pero el larguísimo verano ha sido como una ofensa a la vista, como todos los años, como si Sevilla fuese la playa o el paseo marítimo. Mejor han ido vestida la gente en muchos lugares de veraneo de la costa que en esta Sevilla fulastrona del mal gusto de los niñatos, de las chonis poco menos que con un sujetador por blusa.
Bienvenidos los fríos. Vendrán los chaquetones que todo lo tapan y que ponen a la gente medio presentables. Y en vez de las chanclas, vendrán por lo menos los zapatos deportivos. ¿Usted ha visto que cada vez se usan menos zapatos de piel, que hasta de tiros largos se pone la gente zapatillas deportivas como si fuera a correr la maratón? Así cerraron todas las betunerías, así desapareció el oficio de limpiabotas que antes había de plantilla en los bares elegantes, sí cerrarron tantas zapaterías de caballero. Mire por la calle, verá qué pocos zapatos "de material" y cuántos deportivos. Después de todo, mejor que las impresentables chanclas.
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