Con la de procesiones extraordinarias que ha habido en Sevilla, conmemorativas de aniversarios redondos, decimos "la Magna" y no tenemos que precisar que nos referimos a la que el 8 de diciembre de 2024 pondrá fin al II Congreso de Hermandades y Piedad Popular que ha promovido y animado el arzobispo don José Ángel Saiz Meneses, a quien felicito. Nos conforta que, por fin, la Iglesia dé su importancia a la religiosidad popular, que tras las moderneces y olvidos de un empacho de Concilio Vaticano II en que fue minusvalorada, cuando no despreciada por la pastoral oficial, como algo que no tenía nada que ver con la religión. Se tomó a la religiosidad popular poco menos que como un fanatismo rayano con el laicismo, cuando no como un politeísmo a la romana, algo digno de preterición y olvido. ¿Cuántas cofradías tuvieron que abandonar las parroquias y buscar capillas propias, ante el desprecio de la Iglesia postconciliar por lo que era nada menos que la herencia histórica de la fe? Hay que tener en cuenta que para parte del pueblo alejado de la Iglesia, la devoción a una imagen era su único vínculo no ya con el catolicismo, sino con el sentimiento de la transcendencia religiosa. Las cofradías aguantaron el chaparròn de esta moda de estar Palacio contra ellas, y se vio al cabo de pocos lustros que habrían de vivir una de sus etapas más fecundas, testimoniales y numerosas en nazarenos, con la fundación de nuevas hermandades en los barrios.
Por eso me alegra que la Mitra hispalense haya acogido "a lo grande", con entusiasmo, el II Congreso de Hermandades y Piedad Popular, que será probablemente una raya en el agua del esplendor de la Iglesia. Y si viene el Papa, pues mayor relieve aún de un acontecimiento que no se da todos los años.
No sé quién habrá aconsejado al arzobispo sobre el, digamos, cartel de la Magna: sobre las imágenes que formarán parte de la procesión. Pero es un cartel que mejor rematado, por decirlo en términos taurinos, no puede estar. Lo bien rematados que estaban por Ramón Valencia los carteles del abono de la Feria y de la Feria de San Miguel son nada al lado del de la Magna que ha cerrado Saiz Meneses. Mayor devoción no pueden despertar unas imágenes queridísimas por los sevillanos, ante las que no hay discusión. Cerrará la procesión la Virgen de los Reyes, y saldrán el Señor del Gran Poder, El Cachorro, las dos Esperanzas, la de Triana y la de la Macarena, con lo que puede repetirse aquel hecho insólito de la lluviosa madrugada de 1995 en que pudo verse a las dos Vírgenes, a las dos orillas de la devociòn mariana, frente a frente. Y rematarán el cartel las Vírgenes con mayor tirón popular del Arzobispado, como las Patronas de Dos Hermanas, Lora del Río y Utrera: Valme, Setefilla y Consolación. La del barquito en la mano será descubierta por muchos sevillanos, que también podrán ver por qué en Lora del Río tiene tanta devolución la Virgen de Setefilla o Valme en Dos Hermanas.
Y de público, pues ya tiene que haber gente cogiendo sitio en torno a la Catedral para no perderse este acontecimiento único de la Magna. Ni los Granmy Latinos, ni la Final de Copa del Rey o de la Chámpion. ¡Para la Magna sí que va a venir gente a Sevilla!
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