ANTONIO BURGOS | EL RECUADRO


ABC de Sevilla,  25 de octubre  de 2023
                               
 

Aquella Palmera

Fue el eje principal de Sevilla hacia el sur en los planes de expansión para la Exposición Iberoamericana. Era como una prolongación de Las Delicias y del paseo a la orilla del río. Diseñada con lo que no se hace ahora: con ambición, ¿Cuántos coches habría en Sevilla cuando se planeó La Palmera, para tener lo carriles de los que gozaba en cada sentido de la circulación? En el centro la Avenida y en el sector sur de la ciudad La Palmera fueron las dos grandes modernidades que tuvo en los años de esplendor agrícola e industrial de entreguerras. La Palmera era una gran avenida de entrada a la ciudad que fue copiada en muchas ciudades. Que me perdonen los jerezanos, pero la Avenida de Álvaro Domecq, hasta con su parque González Hontoria al lado, fue como una Sherry Palmera, y Córdoba tambien buscó una monumental entrada a la ciudad por el estilo.

Coincidió la construcción y diseño de la palma con los concursos de casas sevillanas, esto es, con los esplendores del regionalismo arquitectónico. Y en ambas aceras se fue levantando un catálogo hermosísimo de casas estilo sevillano, que tuvieron muchas como autores a los grandes autores de la Exposición. A Sevilla, tan guaSona siempre a la hora de ponerles motes a los edificios, no se le fue la ocasión de hacer sus chistes arquitectónicos. Y por ejemplo, a la casa Luca de TeNa, obra de Aníbal González, primo de Don Torcuato, por su parecidode estilo con la gran obra de la Exposición le puso el apodo de "el cuarto de kilo de Plaza de España".

Avenida demasiado grande para aquella Sevilla provinciana y casi sin circulación princiada, pero hecha para grandes acontecimientos, como las Cabalgatas de la Exposición o, años después, y aunque sea políticamente incorrecto citarlo, escenario para el Gran Desfile de la Victoria en Andalucía, celebrado tras el de Madrid y que fue una exaltación de Ejército del Sur, tan olvidado por cierto por los historiadores del conflicto fratricida.

La Palmera tuvo desde el comienzo un carácter como intocable. Nadie se atrevía a construir nada nuevo en La Palmera fuera de los cánones estéticos de la época. Hasta que, poco a poco, La Palmera se fue desfigurando. También llegó la Piqueta a La Palmera, y se construyeron mamotretos de otro estilo, rompiendo la armonía de un conjunto tan bella como señorial, donde, además, los béticos teníamos la fortuna de tener el campo del Glorioso.

Desde entonces, todo ha ido cuesta abajo. Cada vez quedan menos chalés originales en La Palmera, desde las construcciones de Winterthur a la ampliación horrorosa de la Clínica de Fátima, o El Ocaso, pasando por el Seminario, o las numerosísimas residencias de estudiantes. Cuando se llega a Sevilla por la glorieta del Campo del Betis, decimos: "A ver qué nuevo mamotreto están levantando hoy en La Palmeta". Todos los días grúas nuevas, estrechamientos de las calzadas por las obras, maquinaria pesada. La Palmera es sombra de lo que fue. Tan poco sevillana, que lo que de verdad de aquí en materia de Palmera no nos van a quedar más que la palmera de huevo y la palmera de chocolate.

 

 

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