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El Recuadro

 Antonio Burgos

El Mundo de Andalucía,  viernes 9 de abril de 1999


Las momias

Una de las momias incas halladas en los Andes
Una de las momias incas halladas en los Andes

"Somos las momias de güete, ah, ah, por culo el cohete", cantaba aquella chirigota gaditana, y en los Andes han encontrado unas momias incas que han dado la vuelta al mundo a través de la CNN, de la National Geographic Society y medios conexos del imperio de los multimedia. Los arqueólogos están la mar de contentos, porque las momias incas, híncala bien, de los Andes, o no andes, estaban a 7.000 metros de altura, hace 500 años. Eso no tiene mérito. En vez de tanto ir a los Andes, los de la National Geographic deberían venir más a Andalucía, que está así de momias.

En Chile llaman momios a los carcas y aquí un momio es una ganga, un chollete. "De momio" es de balde, y no del ala derecha del PP, por ejemplo, sector Gabino Puche. Aquí la momia es la momia de toda la vida, en sentido figurado de apergaminado, de resistente al tiempo. Hasta tal punto la momia designa a los acartonados en el poder, que la palabra momia es ofensiva. A nadie se le ocurre, por ejemplo, llamar momia al cuerpo incorrupto de San Fernando en la Capilla Real de la Catedral de Sevilla, la que examinó con mayor rigor aún que los de la National Geographic el profesor Romero Palanco cuando estuvo malita, porque aquí tenemos un sentido tan humano de las momias que hasta se nos ponen enfermas, y llamamos para que las cuiden a ilustres doctores de Medicina Legal, las momias van siempre lo legal hasta en cuestiones médicas. Como tampoco son momias bajo ningún concepto los restos de Doña María Coronel o de Sor Angela de la Cruz en una ciudad tela de aficionada a las momias.

Hasta tal punto Sevilla es aficionada a las momias, que si los de la National Geographic hubieran venido aquí sin tanto cuento de los Andes, con lo lejos que están los Andes, hubieran encontrado el milagro al que nadie da la menor importancia, por sabido y conocido: que aquí las momias están vivas. Tenemos unas momias vivitas y coleando. Algunas, hasta con bata de cola, ¿será por colear?

Será el clima, será la humedad del aire, pero Andalucía tiene una tendencia natural a la momificación. Los doceañistas de la Constitución de Cádiz, por ejemplo, se momificaron y al cabo del tiempo estaban encantados con las caenas de Fernando VII. Lo que se entiende por fuerza viva es en Andalucía lo menos vivo que existe. La fuerza viva tiene una tendencia natural a la momificación. En cada ciudad andaluza hay clubes, casinos, peñas, que son yacimientos de momias mucho más importantes que los de los Andes, y sin que estén tan lejos y tan altos. Hay cortejos cívico-religiosos que son una exposición itinerante de momias a pie. Como los de la National Geographic vinieran al cortejo de la Toma de Granada, al Corpus de Cádiz o al Santo Entierro de Sevilla, se hartaban de catalogar momias. Porque la momia andaluza es perfectamente catalogable: momias de la cultura, momias del espectáculo, momias de los ayuntamientos, momias de la empresa. Hay alcaldes de la cosecha de 1979, el de Lebrija, el de Utrera, por ejemplo, que se han momificado perfectamente en el poder, adoptando la cómoda posición fetal en el partido. Las momias no son de derechas ni de izquierdas. Son de Andalucía, que da momias. Muchos antiguos progres están momificados de directores generales de la Junta, un poner. Chaves mismo es una momia del progresismo de la Platajunta. Lo que no saben los de la National Geographic es que aquí las momias hasta ganan elecciones. Y por mayoría absoluta, no de cualquier manera...

 

 


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