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Cuando
le brindan a uno un toro, es costumbre de cortesía mandar un
regalo de recuerdo a quien le tiró la montera desde el albero:
la clásica pitillera de plata, los gemelos de oro. Pero no sé
lo que se hace cuando le brindan a uno una canción. Sobre todo
si esa canción es de uno, que viene a ser como si a Gabriel
Rojas le brindan un toro de Gabriel Rojas o a Juan Pedro Domecq
un toro de Pedro Domecq. Digo esto porque Pasión Vega me
brindó la otra noche en este plan de Rojas o Juan Pedro una
canción mía en el teatro Lope de Vega. Una canción cuya letra
escribí hace ya más de quince años y que se llama "Habaneras
de Cádiz". Una canción que, pian, piandito, se ha
convertido en un clásico. Rafael
de León, que me honró con su amistad y con los fortunones
de teléfono que se gastaba cada domingo, cuando me llamaba por
la mañana temprano y se pasaba las horas muertas hablando
conmigo, me lo dijo, cuando se enteró que andaba por sus
dehesas y un día le dije llegando a su altura que estaba
escribiendo algunos poemas en forma de copla:
-- Ya verás, Antoñito, lo que te entra por
cuerpo cuando vayas por una calle, haya un balcón abierto, de
ese balcón salga la música de una radio y por esa radio estén
cantando una copla que nadie sabe que la has escrito tú...
Me ha pasado lo que me barruntó tío
Rafael de León, que iba conmigo de madrina, por fuera
jardín de rosas, por dentro zarzal de espinas de todas las
penas y alegrías de su amor con Sevilla que me contaba. Yo he
oído esa copla por los abiertos balcones de los pueblos y la he
oído, a teatro Falla lleno, en Cádiz, o en la plaza de los
coros. Que esa copla, como dice su estribillo, la canta ya un
coro en la plaza, la han grabado hasta los conjuntos catalanes
de habaneras y Cádiz la hecho suya. En este punto, en
Cádiz me entra un cierto complejo de Tío de la Tiza cuando
algún amigo descubre la tostá de esta habanera que tantos
duros modernos da en la Sociedad de Autores:
-- ¿Tú sabes que este señor fue el que
escribió las "Habaneras de Cádiz"?
Es lo que dijo Pasión Vega la otra noche en
el Lope de Vega, cuando bordó esa copla con los comparsistas
gaditanos de Antonio Martínez Ares. Y como me brindó la copla,
con el sombrero en la mano como persona de diplomacia le doy las
gracias con este artículo. Paco Gordillo me dijo:
-- A ver si le pones dos líneas a Pasión
Vega...
Dos líneas, Paco, no: un artículo entero. La
elegancia de Pasión Vega me recuerda la delicadeza de Mari Paz,
la maravilla de "A la vera del agua". Tiene el valor
de estar donde está sin hacer la menor concesión al tópico.
Ahí es nada, aguantar a pie firme en el escenario el chimpún
del puente musical de cada copla, sin paseítos, sin bata de
cola, sin abanico. Como pidiendo perdón por lo bien que lo
está cantando. Parece siempre como una niña de COU que se
ruborizara por sacar tan buenas notas. Ese registro tan amplio
que va de la guitarra del barquito de las "Carceleras del
Puerto" al examen sin diccionario del piano de los boleros.
Pasión Vega no hace arqueología de la copla. Hace vida, de
ahora, de siempre. Ha tenido el valor de quitarle el abanico y
la bata de cola a nuestras canciones. Belleza a solas.
Armonías. Y no es cortesía del agradecimiento por el brindis
de una copla cuanto digo. Tengan en cuenta que han leído un
artículo apasionado sobre las apasionantes coplas de la
elegante voz de Pasión Vega.
Más sobre
Pasión Vega en El RedCuadro:
Flor
para Pasión Vega
"Habaneras
de Cádiz" por María Dolores Pradera
"Habaneras
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Archivo
de artículos en la web de El Mundo
FLAMENCO
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Biografía de Antonio Burgos
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