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Sevilla con sevillanos

y Puntas del Diamante

 Antonio Burgos

El Mundo de Andalucía,  domingo 2 de mayo de 1999


Valentín Alvarez Vigil, de alcalde de Móstoles a afrancesado

Los franceses de Continente conquistan Sevilla

Valentín vendió su sevillanísima Ecovol a los franceses de Continente

 

Qué casualidad, hoy es 2 de mayo... Y qué nos van a contar a los sevillanos de los franceses que no sepamos. Nos los sabemos así. Desde el zapatón de Daoiz en su monumento de la Gavidia al expolio del Mariscal Soult, el primero que cargó camiones y camiones de antigüedades para llevárselos fuera de Sevilla, mucho antes de que desmantelaran el imperio del Moro en la Cuesta del Bacalao. De los franceses sabemos que aquí también se armó el 2 de mayo, aunque luego vino Pepe Botella y las cofradías se daban bofetadas por hacerle la rosca. Son las cosas de Sevilla, que pasa sin inmutarse, qué falsa, de Daoiz y Velarde a abrirle el Alcázar al Rey José y a hacerle la pelota, diciendo que el intruso monarca gabacho es que ni probaba el tinto de Casa Morales. De Daoiz queda el zapatón de la Gavidia y el desfile de una batería de Artillería cada 2 de mayo, si es que queda en Sevilla algún regimiento de Artillería... De los afrancesados, como no les hicieron monumento, no queda ni memoria. Para recordarnoslo, han venido los franceses de Continente, que son los que marcan el nuevo mapamundi comercial de Sevilla. Creo que ya sale perfecto el chiste del maestro que preguntaba al niño cuáles eran los cinco Continentes:

--- Pues, señor maestro, los cinco continentes son: el Continente Aljarafe, el Continente Macarena, el Continente Aeropuerto, el Continente Dos Hermanas... y Ecovol, que es el Continente que Valentín le ha vendido a los franceses.

Precisamente para eso Alvarez Vigil, el que se alzó contra los franceses, ha vendido su ex-sevillanísimo Ecovol: para que al niño de los garbanzos de Gandía le salga también redondo el chiste de los cinco Continentes. Ya tenemos en Sevilla los cinco Continentes y Valentín enmedio, como el pañuelo de Reverte. Que fuera antes alcalde de Móstoles, sublevando a los sevillanos contra la invasión francesa del código de barras, poco importa. Pecados de juventud. Gracias a Valentín aprendimos que los productos que tenían un numerito que empezaba por no se qué, eran de Francia, y a los franceses, ni agua (de Vichy o Perrier, naturalmente), entre los ojos, que no cojeen, tiros a la caja registradora...

A los franceses --decía Valentín, en plan alcalde pedáneo de Móstoles--, que nos vuelcan los camiones y que acaban con las empresas netamente sevillanas como la mía, lo que hay que hacer es no comprarles ni una goma de borrar. Con dos cojones, Valentín, así me gusta a mí, me encanta tu paternalista filosofía de telepredicador del comercio hispalense, venga, vamos a seguirte, Sevilla está contigo, como se te ha quemado el negocio vamos a meter todos el hombro, como una cuadrilla, ¡al cielo de los 18.000 millones con él, para que siga enganchando en Feria...!

Al fin y al cabo, Valentín, del barrio de la Feria y que allí empezó en la tiendecita de ultramarinos, hizo contra los franceses lo que siempre se hace en La Feria: el motín del Pendón Verde. Como lo de Valentín fue siempre el economato, más que el sector de la alimentación y esas cosas, el economato de toda la vida, que tiene ese aire tan cuartelero, tan chusquero, tan de economato de la Legión, pues a mí la legión de los consumidores de la Compañía Sevillana de Electricidad, que con la ayuda de un fiscal franquista que es secretario general de la empresa vamos a levantar el motín del Pendón Verde del economato Elces de la calle Trastamara. Y alzados los pendones contra Spar, y talado su abeto, vayamos juntos y yo el primero por la senda de la constitución de Ecovol, en plan Padre Peyton, del rosario en familia con carrito y latas de melva canutera: "La familia que compra unida". Pues la familia que compra unida de momento le paga una cuota a Valentín todos los meses y ya tiene Valentín resueltos los gastitos generales, qué listo es este Valentín con su filosofía de la Familia, el Municipio y el Sindicato.

Todo eso, claro, es historia. Como siempre ocurre en la Muy Leal Ciudad de Sevilla, los alcaldes de Móstoles acaban de afrancesados. Valentín brinda con la botella del Rey José por el pelotazo que ha pegado con los franceses.

-----------Puntas del Diamante-------

EL CÓDIGO DE BARRAS.- Fue el primero que usó en España el código de barras, que se había inventado en 1973 en Estados Unidos. Poco después de que en 1974 se inaugurase en Ohio el primer punto de venta con escáner de la historia, Ecovol ya lo tenía, a fin de que el código de barras uniera más a la familia que compra unida. Desconocíamos entonces que el código de barras de Ecovol incluyera fecha de caducidad para su paternalista filosofía comercial.

TODOS LOS FUEGOS, EL FUEGO.- En 1995 ardió Ecovol. Fue como si a los sevillanos se nos hubiera quemado algo propio. Valentín, hundido, daba lástima, y todo el mundo lo ayudó. Para que vean qué se ha quemado ahora en el incendio sin llamas de la venta a los franceses, recordamos lo que dijo en una entrevista: "Verdaderamente estoy profundamente agradecido ante el sinnúmero de llamadas, cartas, telegramas y visitas recibidas para expresarme su condolencia y manifestar su deseo de ayuda. La que más me ha impactado es la de una señora que me remite una carta a la que adjunta una peseta de aquellas de papel de los años cincuenta, indicándome que era de su marido, que la conservaba con gran estima, y que la enviaba, a mero sentido simbólico, para ayudar a la reconstrucción de Ecovol." ¿Le devolverá ahora Valentín esa peseta a aquella señora? Con intereses, claro...

"SEVILLA LE QUIERE".- Fue "Sevillano del año" en 1985. Le dieron la Medalla del Trabajo. Paseó los mejores enganches en la Feria. Siempre era puesto como ejemplo cuando se decía que en Andalucía faltaban empresarios. Una vez, en un semáforo, se le acercó un hombre y le dijo: "Don Valentín, que sepa que Sevilla le quiere. ¡Usted siempre hacia adelante!" ¿Qué le dirán ahora a Valentín en los semáforos? Me gustaría saberlo. Porque sus viejas palabras suenan ahora a sarcasmo: "Yo no permito llamar negocio a mi empresa. La empresa, a mi manera de entender, es antagónica del concepto negocio. La empresa es algo maravilloso. Es creación de riqueza, pero riqueza para todos: sociedad, trabajadores y también inversores, y este orden no es casualidad, es pura justicia." Y eso que no era negocio, Valentín, hijo. Anda que si llega a serlo...

 

 

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ABEL INFANZON "LA ESE 30"

 

 

   


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