Mientras Jaime Mayor Oreja chorreaba serenidad, me llevé todo el debate pendiente de la cara de Juan Fernando López Aguilar. López Aguilar tiene acento canario y una cara inquietante. Sembradora de dudas. ¿Dónde hemos visto antes esa cara? ¿En un anuncio de loción para el afeitado, porque de mandíbula y mentón anda bien despachadito? ¿En una cancha frente a Nadal, que parece tenista? ¿O era en el polo de Sotogrande y se trataba de un mercenario jinete argentino de los que enamoran niñas pijas? ¿Cómo le dicen a esto en Cádiz? ¿Caralpargata, Carataza, Caracartón, Carapalo, Carapapa?

Hasta que, dándole vueltas a la cabeza, acerté el pleno al 15 de López Aguilar: ¡acabáramos! ¡Este tío tiene cara de trasplante de cara! De los trasplantes que nuestra alta tecnología quirúrgica va a comenzar en el Hospital Virgen del Rocío, que es Houston con cartilla del Seguro. A López Aguilar no es que le vayan a hacer un trasplante de cara. Es que ya se lo han hecho. Un trasplante en masculino, no en femenino. Lo explico. En los quirófanos más avanzados se trasplantan «las» caras. Pero aquí hace mucho tiempo que trasplantamos no las caras, sino «los» caras. Los que la tienen de apretada para arriba. Los que la llevan de cemento Portland. Los que tienen un rostro de dureza diamantina.

López Aguilar es el cara al que ZP ha trasplantado la dureza de su propia cara para que levante en armas a la izquierda más radical y a los sectores marginales con asuntos tan relacionados con Europa como el Yak-42 o el 11-M, ¡tararí que te vi! Como a ZP le sobra cara como para tomar el Falcon (Falcon Crest, naturalmente) e ir al mitin de Dos Hermanas como si fuera a las rebajas de Londres mismo, los excedentes de cara se los ha trasplantado a López Aguilar. Por eso a López Aguilar la cara le llega desde aquí a la cornisa cantábrica. Como advertirían en el debate con Su Serenidad Don Jaime Mayor Oreja, en esa cara están trasplantado todos los caras: el cara de Pepiño Blanco, el cara de Caldera, el cara de Rubalcaba o el cara de Caamaño, el que dijo que lo mejor que puede hacer un delincuente es mentir y volver loca a la Policía y a la Justicia. Por no decir el cara de Chaves, que como saben era hasta ahora la cara del escudo del Barcelona, pero que se ha descubierto que no es «la» cara, sino «el» cara: el cara que antes de dar la espantá como presidente de la Junta de Andalucía le dejó una subvención de 10 millones de euros a la empresita de su niña de él, ¿será por cara?

Son unos artistas de la cara. ¿Sabe usted cómo se acaba con los 4 millones de parados? ¿No oyó lo que dijo la cara del cara de López Aguilar? Pues se acaba, apunta, nene, con la sostenibilidad de las energías alternativas de la innovación del modelo productivo del I+D para luchar contra el cambio climático con ordenadores progres, no con ladrillos fachas. Lo dicen y se quedan tan panchos. Y tienen tanta cara, que logran que el personal se lo crea, y que se convenza de que si hay 4 millones de parados es por culpa de Bush, de Aznar, de la derecha y de Su Santidad el Papa.

Estoy por llamar a Joseba Barroeta, el gerente del Houston a la andaluza del Hospital Virgen del Rocío, para pedirle que, aparte de los trasplantes de las caras, también nos hagan por el Seguro trasplantes de los caras, porque a estos tíos les va divinamente y muchos querrán ser como ellos. Los caras del Gobierno y los de fuera del Gobierno. Los caras de España. ¿No es digna de trasplante la cara del cara de Cándido Méndez, tan callado con la UGT como si no hubiera ni un parado? ¿Y los caras de algunos empresarios? Para cara, la de un tío que tiene presentados en sus empresas siete EREs y diez concursos de acreedores y que está en Las Ventas todas las tardes, en su primera fila de barrera del 9, con su clavel y su puro, como si tal cosa. ¡Hala, como los otros caras con los 4 millones de parados!