Aunque no estamos en diciembre, menuda calor tenemos, y aunque mucho menos es 28 de diciembre, lo que me contaron ayer las lenguas de doble filo me imagino que será una inocentada de verano, un camelo mágico de la noche de San Juan. Pues me contaron que después de emperruzarse con destrozar la calle Asunción, el Ayuntamiento quiere ahora hacer peatonal la calle Virgen de la Antigua.

—Eso será una broma...

—No, de verdad. Me aseguran que quieren hacer peatonal la calle Virgen de la Antigua para que los niños correteen por allí.

—¿Y cuántos niños viven allí, si el vecindario de Los Remedios es de personas cada vez más mayores?

—Pero mire usted cómo en cambio no hay el menor proyecto, vamos, ni sombra, para hacer peatonal la calle San Jacinto. ¿Sabe usted por qué?

—Porque une El Tardón y Santa Cecilia y toda esa parte con el centro.

No, por algo más elemental, querido Watson: porque en San Jacinto vive el alcalde. No hay que ser muy mal pensado para comprobar que aquí están siendo utilizadas las peatonalizaciones como un castigo contra los distritos que no votan al partido del alcalde. ¡Mira tú cómo no peatonalizan una sola calle en el Cerro del Águila! ¡Con lo bonita que estaría esa Avenida de Hytasa toda peatonal! ¿Se la imaginan? Con las bicicletas de los niños correteando por allí, con sus jardines y sus bancos, sus músicos rumanos, sus manteros de los discos piratas, con sus mendigos de perro y flauta con sus raftas y su mugre, sus veladores a troche y moche. Vamos, igual que la Avenida. O igual que la calle Asunción mientras durasen las obras, con esos comercios arruinados, esos vecinos que no pueden llegar a sus casas, esas calles transversales cortadas, esas rejas como de campo de concentración impidiendo la libre circulación de los transeúntes, esas plazas de aparcamiento desaparecidas, esas amas de casas que no dan abasto para limpiar el polverío que las obras meten dentro de los pisos. En aras de la igualdad de oportunidades, exijamos para El Cerro lo mismo que para Los Remedios.

Y quien dice El Cerro, dice la mentada calle San Jacinto. La calle San Jacinto quedaría preciosa sin un solo coche, con los comercios en la ruina, todas las fachadas, balcones y locales con sus clásicos letreros de «Se vende» o «Se alquila». Así ahorraríamos mucho en gasolina de coche oficial, porque al alcalde tendría que recogerlo su vehículo en la avenida de Coria, donde la antigua cochera de los tranvías, y el hombre así estiraba las piernas y hacía un poco de ejercicio, que siempre viene bien para rebajar el colesterol, los lípidos y los triglicéridos, ¿no, doctor Sánchez Monteseirín?

Seré muy mal pensado, pero todas las perrerías que hace el Ayuntamiento en las materias que el TSJA llama «estridencias» se perpetran contra los distritos que votan mayoritariamente al PP, como Casco Antiguo o Los Remedios; o contra los sectores sociales más desafectos al Régimen, como los comerciantes. En cambio, como al pulpo del chiste, al Cerro, ni tocarle. Al Cerro, ni toserle.

Y digo yo: si la peatonalización es tan buena, si produce tales ventajas para el cuerpo y el alma de los vecinos, ¿por qué no peatonalizan también la calle del alcalde, y las vías principales de los distritos donde los votan a ellos masivamente? ¿Por qué no peatonalizan Pagés del Corro? Con la biblioteca del Prado han cantado la gallina. Dicen que Zoido se opone a la biblioteca arboricida porque defiende a los riquitos de los Pisos del Prado. Ergo lo que quieren con la biblioteca es que a los riquitos de los Pisos del Prado les den por saco.