ANTONIO BURGOS | EL RECUADRO


Matalascañing y Multing

Es como un inmenso tapón. Quizá el tapón de la alberca de la mar, que alguien quitó, por eso el Atlántico tiene un salidero. Que no es que baje con la marea. Es que alguien le quitó el tapón de piedra, se le olvidó ponerlo, lo dejó en la playa de Matalascañas y por eso hay cada tarde esa vaciante en la mar. Hablo, naturalmente, de la Piedra de Matalascañas. De la Torre de la Higuera propiamente dicha. Del resto de una torre almenara. No "construida por Felipe III", como se ha dicho, porque Felipe III era Rey, no albañil, joé, sino "de tiempos de Felipe III", que no es igual. Prima hermana de todas las torres almenaras que jalonan la costa andaluza, de Ayamonte a Almería. En Marbella, cerca de Incosol, en Río Real, hay una torre almenara que es igual, igual que la de Matalascañas, pero sin gente de Pilas y de Bollullos y con muchos pijos de Madrissss en su lugar. Y más adelante de Matalascañas, en las playas del Coto, en las antiguas Playas de Castilla (qué nombre más bonito) hay otra igual en Torre Carbonero. Y hacia Mazagón, otra en Torre del Loro.
La Piedra tiene, evidentemente, algo de tapón. Lo más lírico que he escuchado: que Dios, cuando terminó su currelo con la Creación y la echó una visual a cómo le había quedado de bonita la mar atlántica, pensó que aquello era tan hermoso que había que celebrarlo descorchando champán. Descorchó Dios el champán (el cava, pá los catalanes, que luego te piden la independencia), y el tapón cayó para la parte de Almonte, porque apuntó con la botella hacia donde estaba su Madre, que allí es Reina de las Marismas. Y fue así como quedó el inmenso tapón de botella de champán del bueno, bueno, bueno, a la vera de la mar, en el sitio que los viejos almonteños llamaban La Colá de la Higuera.
Desde entonces, no ha habido cateto de Pilas, de Aznalcázar, de Bollullos o de Sevilla capital que yendo de dominguero a Matalascañas no se haya tirado de cabeza al mar desde la Piedra. Y con marea baja que tiene más mérito. Con marea alta se tira cualquiera. ¿Cuántas fotos hay por ese Aljarafe, por ese Condado, de recuerdos de un domingo en la playa con los varones de la familia en taparrabos, subidos a la Piedra?
Era como el Puenting, pero en versión pileña o bollullera. Y sin cuerda amarrada a los tobillos. A pelo, que tiene más mérito. Más que Puenting, era el Matalascañing. Deporte de alto riesgo que ahora el Ayuntamiento de Almonte se ha puesto a prohibir, como si no tuviera cosas más importantes que solucionar en la playa destrozada por los temporales. Ahora el Matalascañing tendrá, encima, el encanto de lo prohibido. Seis mil euros le cascan de multa a quien se tire desde la Piedra. Vano empeño. Tan inútil como la Ordenanza Anti Gorrillas de Sevilla. ¿Quién le cobra una multa a un gorrilla indocumentado? ¿Y quién le cobra 6.000 euros a un cani cateto en bañador, con menos papeles encima que una liebre? ¿Cómo le pueden cobrar 6.000 euros al que esté haciendo Matalascañing? Si hasta el refrán lo dice: "Tengo menos dinero que el que se está bañando". Y nada digo que el que se está tirando desde la Piedra. Aunque el Ayuntamiento de Almonte, como el de Sevilla, se dedique a su dictatorial deporte del Multing, que ya te multan por todo. Estamos consiguiendo que todo lo que no sea obligatorio esté prohibido.

 

 

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