ANTONIO BURGOS | EL RECUADRO


Congreso para asesinar inocentes

Como Madrid era Capital de la Gloria para un Rafael Alberti vestido de miliciano en la checa de Bellas Artes, Sevilla es hoy tristemente Capital de la Muerte. No, no es por nuestra cultura barroca de la muerte, por la estética del muñidor de La Mortaja, por la afición local a las esquelas o por las postrimerías del Hospital de la Caridad, que cuenta la leyenda que cuando Murillo vio los ataúdes con la gusanería que Valdés Leal acababa de pintar, le dijo:

—Compadre, para ver esto hay que taparse las narices.

Para lo que hay que taparse las narices, porque hiede, es para considerar que hayan tenido que traer precisamente a Sevilla, ciudad rebosante de vida, de luz y de Esperanza (con mayúscula y junto al Arco), el IX Congreso de la Federación Internacional de Profesionales del Aborto y la Contracepción. Se escribe así, pero se pronuncia Congreso de Matarifes de Niños o Reunión Científica de Herodes Hodiernos. Es el Congreso del Negocio de la Matanza de Inocentes, de la Industria de la Muerte, de las empresas de asesinato de niños, de ese horror que son las clínicas abortistas, actuales campos de exterminio animados por la progresía que incoherentemente está contra la pena de muerte.

En esta sociedad que tanto presume de proteger a las mujeres, a los inmigrantes, al Tercer Mundo, a todos los que considera los más débiles, es una contradicción que te llamen facha por defender la vida precisamente de los más débiles entre los más débiles: los niños que han de nacer. Aquí, venga farisaicas leyes protectoras del niño: que si el Defensor del Menor, que si la Ley del Menor, que si sacas retratado a un niño en el periódico sin velarle el rostro te cae la perpetua... pero no hay quien proteja al niño no nacido. Incluso la becaria que estaba al frente del Ministerio del Aborto, felizmente suprimido, se permitió el lujo de decir que la vida es algo que cada cual interpreta subjetivamente. ¿Habrá algo más triste que llamar fríamente «Interrupción Voluntaria del Embarazo» al crimen del aborto, que para ellos es una sigla, IVE? Sí, crimen: he dicho que el aborto es un crimen, ¿pasa algo en esta ciudad del No Passssa Nada?

Miren ustedes: lo que hay en el Hotel Meliá del Prado (al lado por cierto de donde estuvo el Quemadero de la Inquisición) es como si en el Berlín nazi de 1940 se celebrara un congreso titulado «Solución final: cómo acelerar la Higiene Étnica para la Pureza de la Raza Aria», con ponencias como: «Técnicas más utilizadas en la interrupción de la respiración de un judío»; «La formación de los profesionales en la práctica sanitaria de la interrupción de la respiración de los judíos»; «Interrupción química: el uso de nuevos gases. La eficacia del Zyklon B»; «Interrupción física: hornos crematorios»; «Disminución de costes en la eutanasia en niños disminuidos mentales y físicos»; «Rentabilidad y trabajos forzados: criterios fundamentales para decidir la liquidación o salvación del individuo», etc. Todo ello con el patrocinio y apoyo del III Reich, del Ayuntamiento de Berlín, de la Consejería para la Depuración Racial y de entidades no gubernamentales como la Sociedad de Higiene Étnica, la Asociación para la Protección de la Limpieza de la Raza y la Patronal «Auschwitz» de Campos de Exterminio.

¿Que les parecería que la Junta y el Ayuntamiento de Sevilla patrocinaran un Congreso de la Muerte así? Bueno, pues eso es exactamente lo que está ocurriendo en el Hotel Meliá del Prado. ¡Viva la vida! ¡Muera la industria de la muerte!

 

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